viernes, 24 de julio de 2009

Saldando deudas...bien pagadas


He sembrado muchos males en esta vida, arrasando con ilusiones, amores, amistades y hasta mi propia familia. A veces recuerdo con horror aquellas noches alocadas: alcohol, drogas fugaces, sexo bolichero y engaños dolorosos (Mientras tomo la última de las 5 pastillas que debo tomar todos los días, acostado mirando la lluvia desvanecerse por mi ventana) que condimentaban ese telón. Me sorprendo las infinidades de promesas que prometí a costa de una noche lujuriosa, como el gasto descomunal de tragos misteriosos y polvos...y más polvos...

La debilidad de mi cuerpo justifica mi reposo parcial en esta cómoda cama, que se ha vuelto mi única amiga desde hace un par de meses. Pero me levanto a buscar un libro y distraer mi atención. Cuando me pongo de pie siento que voy a caer, me mareo de tal manera que, me agarro de la mesa y consigo sentarme en la silla. Antes no paraba nunca de moverme, ahora casi no puedo permanecer en equilibrio. ¡Odio no tener fuerzas! Tal vez por perder 20 kg a causa de esta enfermedad me ha puesto inútil para todo...

Junto valor y vigor para levantarme y otra vez pararme, utilizo como sostén mis brazos por encima de la silla y asciendo de apoco flexionando las flacas piernas; el dolor de mis rodillas es insoportable, no obstante consigo una vez más caminar sobre mi espacio. Observo el mueble que esta en el living, en el se encuentran más recuerdos dolorosos...Decido rescatar esa azul caja (ahí están acumulados las pistas)Arrimo un banquito y me subo a rescatarlo (con más mareos claramente) y concluyo en sujetarlo con mi manos y bajarme urgentemente antes de caer.

Pensativo, ansioso o penoso por decirlo, reviso todo su interior y encuentro variedades de cartas, fotos, cajas de forros, pulseras y otras prohibiciones...Esta vez me quedo sentado en la alfombra con las fotos en mi mano izquierda: las observo una por una reviviendo los ambientes transcurridos con esas tantas gentes que sale al lado mío. Hasta que la encuentro a ELLA (una nostalgia recorre mi cuerpo, me hace un mal estar en el estomago) sonriente y con su bello rostro, recostada en mis hombros. Fue la última mujer de mis días de joda y gloria, esa famosa chica enviada por el destino para saciar mis últimas apetitosidades (Una leve lágrima nace de mis parpados para terminar en mi nariz) sobre mis aventuras. Recuerdo que esa primera noche que la vi despertó en mí un fuego ardiente que quemaba mis entrañas y me hacía perder la cabeza. Tras algunos besos y toqueteos nos fuimos a su casa y...La perversión y la calentura quemó esa cama con sabanas celestes (me excito lentamente esa situación) hasta el amanecer de un día nublado. La despedida fue un hecho, pero el olor de su perfume quedo intacto.

Los días pasaron, y no se por qué razón pensaba en ella cada instante, presentía un frio en el verano de mis trasnoches. Por suerte antes de despedirme de su casa me dejo su número en un pequeño papel, decidí entonces llamarla...Me dijo que estaba en el hospital y tenia que decirme algo urgentemente. Acordamos un lugar en cuestión y me re encontré con esa morocha. Tras un saludo seco, me confesó su grave enfermedad y se largo a llorar sin vergüenza; la abrace para un consuelo tonto y miró a mis ojos y dijo "Alejandro, tengo sida hace 3 años. No te lo advertí antes porque la borrachera me gano". "¡Perdóname!" Esas declaraciones rasgaron mi ánimo. Me fui sin despedirme de ELLA, con la vista agacha y con profunda preocupación...YO, el rey de las fiestas, nunca preste atención en los cuidados para el sexo. Siempre ignoraba los preservativo-de vez en cuando- me concentraba solo en el gozo(aprieto mi puño derecho y lloro al vacío).

Enterado por esa novedad me hice análisis con un tenaz nerviosismo; la esperada confirmación sucumbió mis oídos: "IVH reactivo" Enfurecido con Dios y conmigo mismo, me encerré descartando toda aproximación con mis pares. Desaparecí para no volver a ver a nadie.

Guardo la foto, mientras lloro con abundancia y con una frialdad en mi pecho. Rio al mismo tiempo, por que me lo merezco, hice daño, mucho daño. Esto no se compara con las infinidades de injusticias que he cometido (trato de no llorar más y ser valiente, pero no lo consigo) y que jamás me arrepentí en su momento. Ahora me humillo y bendigo este castigo (no paro de llorar)

Mi esfuerzo por levantarme es en vano, prefiero gatear hasta el baño; llegó y vomito todo el almuerzo, al mismo tiempo, la diarrea (hace 2 años vengo teniéndola) se apodera de mi también...Transpiro por toda mi piel pálida, sin vida, calor que acompaña con esta seca tos. Más mareos experimento, estando sentado todavía en ese inodoro obsceno (tratando de levantarme otra vez)

2 comentarios:

  1. Negrooo grosos todos tus relatos, este ultimo muy terrible... pero brillantemente redactado
    un abrazo grande
    Pata

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  2. lo mejor que hiciste loco, te felicito...

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