martes, 29 de diciembre de 2009

Idiomas

Distintos idiomas murmuran tus ojos. La misma sintaxis se detiene cuando brillan en algún día nublado lluvioso.

Profundizo un total entendimiento a cada mirada (Mentira, soy un iluso confundido cuando penetras mis dos muertes) frontal que jactas. Interpreto cada idioma complicado (¿Por qué no confesas que sos un pobre analfabeto?) de tus letras vivas; sé que quieren decirme algo (Ese rocío mágico que mora en tus lunas, ¿buscaran una respuesta adecuada de mi engaño?), o pedirme más misterio…

Centras tus pupilas a otro horizonte, y olvidas mi universo roto, corriendo a otros atardeceres, cansada de mi otoño…

Mejor asi...

Si empiezas a dudar la riqueza de tu defecto, amanecerás en la migraña madruga en que estoy. No, no intentes ponerme rojos los labios. No comprometas tus ojos para mirarme de salvación (soy un descubridor con cólera, no podré llegar a tus tierras), por que puedo, todavía, alzarme en las alturas sin poder respirar.

Dices que, puedo ser el más fiel sacerdote de tu creencia, de la fe gorda que cubre tus insípidos sueños y realidades macabras (¿Por qué ves soles en mi rostro cicatrizado?), que te dictan una gran consecuencia. Manifiestas que, mis palabras pueden ser las tablas del arca del pacto, perdida hace tiempo en tu sensibilidad (El oro y la muerte no se encuentran en mis escrituras. ¿Te defraudaría saber que solo hay vida y piedras rotas?)

Tengo sed de tus besos y frio de tus hermosas sabias lágrimas. Pero te guardo de imagen solitaria (Tu acuarela se mezcla con el arcoíris de la locura sonriente de una despedida) que necesito para seguir amándote desde las ruinas de un barco abandonado, anclado fuera de tu mar. Inventa algún viento para marcharme de las costas y así ser una espina amorosa de una nostalgia de tu búsqueda en vana, pertenecerte…

Ultimatum

Puedo mirarte. Los vientos del sur arañan una tranquilidad nula. Asimilas, por última vez, el perfil de BONAPARTE; meditando las estrategias para ganar una lucha (No tienes nada que ganar ni que perder) de muerte

mágica.

Escribes las penúltimas notas de una novela incompleta. Donde el deseo y el amor toman atajos distintos (Hemingway te esta esperando en la mesa con una botella de coñac) y un final feliz sería la intriga del gastado misterio.

El camino actoral cruza con la verdad de tu vida. El trafico de auto extraño se hunde más, más, más, hasta perder el intereses de búsqueda. La rebeldía ahora es sabiduría, que no quieres confesar (Brando te esquiva, estas al lado de su hoguera…)

Sigues allí, confundido y decidido a estar con ella (la princesa negra, la hermosa puta que no te ama. Solo necesita tu cuerpo); abrazado a tu hombro impune y tus lágrimas de lluvia ácida. Susurrándote a tus oídos sordos y besando tus labios fríos…

Te miro, me observas, cuando el reflejo de la luz y noche tatúa mi rostro, junto con el viento del sur que, atrae más calor de muerte…

Todo por nadie

Muero, padre. Los clavos sostienen todo el peso de mi cuerpo. Las heridas se llenan más de amor cuando grito a diestra y siniestra una muerte rápida (Oh! Santísimo, dame la bondad de morirme de una buena vez), capaz de terminar con este sufrimiento…

El sol quema con destreza la carne viva de las cortaduras y azotes que he recibido. La sangre me deja, escapándose desde mi cabeza hasta los pies, ocultándome de mortandad y descubriéndome a los cuervos que miran y esperan para picotearme.

Ser rey es una tortura, por la corona cubierta de espinas sobre mi cabeza (¡Quiero ser tan sólo un esclavo, Oh Dios!), bajando la sangre en el ojo sin poder ver a mi pueblo (¡Ellos me eligieron rey! Y tu también Padre! ¡Por qué no me dejaron libre!), que habla con ironía a mi gobierno impune.

¡Lloro, padre! La mugre de los otros me hace temblar de angustia, recibiendo maltratos de esos soldados y la ignorancia de tu salvación. ¡Si! ¡Me ignoras! ¡Quieres que pagues algo que no debo, cuentas de estos infames que se ríen de mi, que no creen en mi! ¡¿Por qué me has abandonado, oh todo poderoso!? ¿No ves en mi penumbra algo de misericordia? ¡Quiero morir ya! Y no creer más en tu engaño ni en las almas traicioneras que sepultaron mi confianza.

Llega la hora, ¡oh Jehová! Pienso en la memoria que me tendrán estos canallas cuando llegue el día de mi nacimiento (¿Me recordarán como un farsante o por imputado mal juzgado?) y se impresionen de su propia hipocrecia.

Sonrío, cierro los hervidos ojos de infierno y dejo que el poco tiempo haga su deber. Y yo aquí, en la cruz, deseando no volverlos a ver nunca jamás…

domingo, 20 de diciembre de 2009

Desprendido de mis brazos


Dios...te he sepultado. He quitado tu dominio de mi pensamiento y la fuerza de tu mentira de mis ojos rotos...
Te asfixias. La rabia celestial no puede sacarte de la muerte(he aqui donde eres débil, en mis entrañas), ni darte una oportunidad para tu salvación. Transpiras, ¡Oh Dios!, te agitas en una superficie de amor y final, mordiéndote los labios por conseguir pequeñas vidas(Golpeas tu ataúd, nadie puede escucharte), que se apartan de tu poca luz...
Padre...Me imploras, pides clemencia a un hijo herido que nunca te reconoció(es mentira, te creí, te amé...) y ahora, te abandona sin tener remordimiento. Gritas a las bestias de tus almas para que te rescaten. Pero, todos te dan la espalda(Le temen a la humildad muerta de mi tristeza) y te ignoran con verguenza.
Empiezas a llorar. Tu sentencia esta por cumplirse. Tus manos se abren de a poco, tu rostro se vuelve pálido y te rindes... Caes en mis brazos, con los ojos abiertos mirándome, perdiéndome...

domingo, 13 de diciembre de 2009

Para quien sea



Pienso en tu mística, cuando me hablas, mirando mis ojos perdidos. Inútilmente, estudio la leyenda de tu hablar y en las fábulas de tus ojos celestes (la enseñanza final demuestra que, al mirarte, alguien quiera rescatarte), para dar un examen sin calificación; solo para encontrar más enigmas...


Te sometes a un manicomio de flores muertas; pero vos, encontras el modo de resucitarlas: tratando quererlas. Te gusta jugar a amar, pero sin divertirte



No hablas, la auto culpa y la verdad te azotan con poco dolor, dejando varias heridas abiertas....


Quedo mirándote. Noto las ilusiones transparentes escaparse de tu mejilla (no quiero ser protagonista, pero...pasaría mi dedo y secaría esa humedad)


Vuelves. Vuelves a tus cuerdas vocales, santificando tus pecados y yo...perdido en tu mar inquieto...