— ¿Creíste, alguna vez, que tuve vida?—.
— Me diste vida. Me hiciste entender que lo puedo alcanzar sin pararme—.
— Es involuntario transmitir mentiras. Dar no es lo mismo que tener. ¿Serviría saber que, todo es posible?—.
— ¡Si! La física y la espiritualidad están en mis ojos y en mi boca. ¿Qué es lo que te molesta?—.
— ¡No me basta el reconocimiento! ¡Más si todo fuese un ruido corto para desembocar en un extenso silencio!—.
— Estoy de acuerdo. ¿Esperás a qué te santifiquen y te proclamen dios fuerte?—.
— Utilizá el sentido común y no el común de los sentidos. Me han convertido en altruista. Me fatiga vivir tan cerca de mi intensidad…—.