miércoles, 30 de enero de 2013

Fuga libertadora


Paredes ensangrentadas imborrables por tanta lluvia demoníaca. Apagón y conciertos prehistóricos, acompañamiento de acordes de fenómenos no tan naturales. Pies-cuerpo sumergidos en el desagüe de toda dejadez, chispas en los vacíos altos, masa de aire calurosa que desafía la permanencia. Espejo incrustado, desequilibrio duplicado, cara a cara del loco, conjunto de agua en los bordes del rectángulo. Guiño y un ojo cubierto por la mano derecha, sonrisa extremista y extraños idiomas. Hombre cristalino insultante hacia la figura independiente voluble. Pérdida de la copia y del ego silencioso, molde artístico sangriento quieto-estatua a falta de su luz.
 Fuga libertadora de las dimensiones exactas, territorio de mundos bizarros, física extraordinaria, carrocerías abstractas y emociones sólidas. Caminata y encuentros con altas jerarquías de superioridades. Cultura a través de victorias de la razón y de las prepotencias. Suelo de oro y pasos bronceados, atmosfera aplastante al pecho, ambiente en contra de la respiración renegada e iniciación para un magnifico perfil burgués.
 Retroceso al narcisismo común-cómodo, rápido destierro de la experiencia. Mortal arrodillado arriba de la mesa, río crecido que penaliza al espejo, fuerzas moleculares destructoras, pedazos internos en cada rincón y supervivencia de la carne salada.

jueves, 24 de enero de 2013

Alguna vez III


Veamos el resultado del análisis, Sra. Mott—. Algún que otro Dr. de las afueras de la ciudad, en el escritorio, cara a cara con Agar. No corre ningún nervio ni una desesperación, sabe el resultado. El viejo abre el sobre sin tener apuro y empieza la lectura, en voz baja. No hace ninguna expresión que designa o niegue la esperada respuesta de Agar:
— Dio positivo para HIV. Básicamente, usted es Cero-positivo. Tiene altas posibilidades de padecer solo HIV y no Sida, afortunadamente. Le daré algunos medicamentos para apaciguar al virus. Tenga en cuenta que tiene que advertir sobre su estado a los que están a su alrededor. Haga una vida normal y tomé esas pastillas—.
— Gracias por la información, Dr. Haré todo lo que me dijo. Por favor, mantenga este encuentro en secreto, por favor. Ante cualquier duda, ¿puedo concurrir a su despacho?—.
— Desde luego. Estoy a su disposición. Cuídese, Sra. Pierda cuidado, no diré nada—. Sellada su confirmación, Agar vuelve a su realidad. Planea cómo decírselo al Dr. Mott. Se acobarda con el solo hecho de decirle y generar un caos en su ánimo, que podría afectarle en su lucha contra su no conocida enfermedad. Baja del coche y piensa. Sabe que hirió al verdadero amor.

Los desvelos y las seguidas reuniones, desgastaron al Dr. a tal punto de, quedarse dormido en el baño o en su escritorio. Bajó doce kilos de sus noventa y seis que tenía hace seis meses atrás; no pensaba en las comidas ni en bañarse. La prolijidad se fue desmantelándose, hasta las advertencias de sus colegas por su aspecto y por su aceleramiento severo, que no hacía caso. La intranquilidad, seguido del estrés, lo hizo fumar, pese a su creciente asma. Pasaba noches en su consultorio, experimentando, analizando. Se intercomunicaba con grandes doctores de todo el mundo, intercambiando ideas y eliminando hipótesis. Su competente secretaria concurría algunas noches para acompañarlo y ayudarlo con el trabajo.

 En forma de cápsula y de un pequeño tamaño, “Mottrinovic” se puso al mercado. Con algunas pautas, impuesta por el Dr., Mott y sus allegados, hacia los fabricantes y distribuidores del todo el planeta, el recipiente de color purpura y con cuarenta y cinco píldoras, fue gratis en los hospitales, clínicas, estatales como privadas. Otra conferencia de prensa mundial, volvía a sucumbir:
— Niños, mujeres y hombres, ¡completamos la fase prometida! ¡Dios, estamos por vencer tu onceaba plaga mortal!— Ojos hirvientes, llanto incontenible— Esto marca una nueva era, ¡todos somos dignos a la vida!, ¡absolutamente nadie decidirá quien debe morir o vivir! Estoy tan feliz que ni el cansancio ni los peligros pueden encadenarme. En conjunto con todas las organizaciones que tengan que ver con la salud y con todos los gobiernos, hemos creado esta píldora, que deberá ser suministrada una cada doce horas. Existe la posibilidad de que en algunos sitios, el remedio todavía no haya llegado, a no desesperar, llegará muy pronto. Hoy no habrá preguntas, tampoco un largo tiempo, como la otra vez. Si alguien sostiene que, una fuerza divina corrige al mundo, le digo que, estamos en plena eliminación de todo castigo o creencia. Detesto las religiones y las diferencias impuestas. Creamos y matamos, amamos y odiamos, y en este momento, damos esperanzas. De algo ha valido nacer y servir fielmente a la vida. ¡Hasta siempre!—.La prensa devastó el perfil de Dr. Mott, en cuanto a su ateísmo y su expansión como un “solucionador auto destructible”. El vaticano acusó de “ateo soberbio” y lo terminó de sepultar, al no permitirle al Dr. ingresar a la santa sede.
  Los meses transcurrían, los mareos y los vómitos preocupaban al Dr. A menudo, faltaba a sus reuniones y dormía durante largas horas. Su mujer lo cuidaba y le pasaba un trapo húmedo por el rostro, oculto el secreto en su falsedad, mientras un beso sacudía la realidad próspera y los roces incendiaban los hielos nórdicos,  y el agua hervía las profundidades del sexo amoroso, teñido de paraíso místico:
— ¿Me amarás para toda la vida, cielo?—.
— Lo estoy haciendo, Agar. Se lo prometí a Dios—.
— Si dijiste que lo han asesinado. No entiendo—.
— Por eso mismo. Cumplo con cada socio. No sigas interrogándome, dame más amor, ¿puede ser?—.
— Gracias por sacarme una risa. Te amo—.

El premio Novel de Ciencia fue una sorpresa para el Dr., su carrera y su lucha se estrellaban en lo más alto. Fue “prójimo ilustre”, de toda África. En Etiopía presentó el medicamento para los niños, con sabor a uva, lo llamó “motinha”.
 Bastó tres semanas para que el Dr. Mott extrañara a Agar. Recordar la hermosura de su mujer lo terminó por acelerar su corazón y un motivo para llegar y poseerla. Encontró todo oscuro, ni un ruido precipitaba a sus oídos, fue a la habitación, al costado de la cama, en la mesita de luz, había un frasco de “Mottrinovic”, quedaba dos cápsulas en su interior. En la cama había una carta de Agar, adornada con besos de labial:
 Querido amor de mi vida:
                         Con el dolor en el pecho, tengo que decirte que me voy. No puedo simularlo más, tengo  HIV, desde hace dos años. En los momentos de soledad, me encontraba con un pendejo de mierda, y él fue quien me contagio. Perdonáme, hermoso. Me sentí indignada cuando estaba al lado tuyo y sufrías por esos síntomas. Dios sabe que quería decírtelo, pero me acobardé. Pensé egoístamente, creía que si te lo decía te caerías y no seguirías contra esa lucha que tanto querías vencer. Por vos, mucha gente podrá vivir más tiempo  y quizá, muera ese maldito virus. Estoy orgullosa de vos, y sé que vas a superarlo.
                         Me voy lejos, amada mío. Merezco morir sola y con culpa. Odiame hasta amarme de nuevo. Te amo.
                                              Agar, tu mujer.

Enojo, lágrima e ida de la voz. Vaso que se estrella en el inmenso espejo de la habitación. Insultos malditos, destrucción de todas las fotos en las que aparecían juntos, destrozo de muebles, cortinas y ventanas. Sangre en cada punto de las cuatro paredes, baja presión y otro vómito. Ducha fría, razonamiento y firmeza para los malos tiempos. Charla telefónica con sus colaboradores y vuelta a las investigaciones. Risa mafiosa y un canto reluciente:
— Cuando muera, espero no estar en el mismo cementerio que vos, maldito Dios. Si fuese lo contrario, voy a quemarte con todo mi odio. Tené cuidado—.

Lugar desconocido, nombre cambiado, Agar enfrente del mar, con el sol pagándose, el frío enredándose en su bucle y una vida que crece en su vientre. Tiempo muerto a los recuerdos y construcciones de los nuevos desenlaces. Un hijo y enfermedad, vida y muerte, bendición y sepultura, cualidades de una mujer fujutiva.



Alguna vez II


 — Con esfuerzo y con la evasión de todo protocolo, hoy puedo dar a conocer un avance para la destrucción del virus más mortal que se haya conocido jamás. Represento a una minoría de doctores, científicos y ayudantes, que trabajamos horas, días, semanas, meses y años para pelear contra la muerte. Esta información llegará para cada habitante de este planeta, en todos los idiomas posibles. Pido algún tiempo para las preguntas, tendré que desarrollar punto por punto este paso tan grande…— Brazos en el pupitre, emoción a alcanzar las palabras más fáciles, nervio que sacude sus neuronas en forma de transpiración, público con sus bocas abiertas, Agar cerca del Dr. y satélites repitiendo sus gestos y sus futuras deducciones, casi científicas—.
—… Sabemos que, no todas las personas que tienen HIV, no ocasionalmente, padecen de sida. Como todo virus, ataca de forma distinta, dependiendo de la persona en cuestión. Se sabe que, los que solo tiene HIV pueden alcanzar niveles de vida altos y años normales. Los que tienen sida, su ritmo de vida se deteriora por diversos motivos; diarrea por ende pérdida de peso, herpes en cada parte del cuerpo, fiebre, decaimiento, etc. La enfermedad ataca a los Linfocitos TCD4, que forman parte de la defensa contra cualquier virus, y no sólo aniquila sino, también, se duplica marchando a cada célula del cuerpo. Así, cualquier gripe o infección puede ser mortal. No solo afecta a los glóbulos blancos, también a las neuronas, lo cual hace un severo daño en la cabeza. Si alguno no lo sabe, la cusa de este maligno tienen sus distintos orígenes posibles: se ha planteado que dicho virus, se localizo en los primates y pudo haber contagiado al humano; el alto consumo de drogas con jeringas en los años posteriores, pudo haber desencadenado una físico- química reacción, con lo cuál, el nacimiento del malévolo enemigo; pudo haberse evolucionado en África, dicen que un europeo contrajo relación sexual con una senegalesa y de ahí, volvió al antiguo continente y se propagó por todo el mundo. Y más versiones que no vienen al caso. La transmisión del HIV, se logra con la penetración de una relación sexual,  contacto del flujo vaginal y del semen, sin cuidado. La transfusión de sangre y el uso de la jeringa para las drogas, es otro factor de contagio. Una madre embarazada, infectada, puede heredarle a su hijo, dicho virus. El beso en la mejilla, contacto corporal y tomar del mismo recipiente, no tienen peligro de contagio.
 La discriminación es un caos fundamental para el ánimo del afectado. Persiguieron a homosexuales como iniciadores maestres como también a prostitutas callejeras. Socialmente eran mal vistos, y creo que, hasta hoy en día las cosas siguen iguales. Sin embargo, somos todos iguales ante los ojos de este universo. Disculpen la pesada introducción, la gente desinformada, ahora se informó. Nuestro descubrimiento es el siguiente…— Mapa del germen vigoroso y otros visitantes en las células, ansiedad de todos, más calor en el cuerpo del Dr. Mott, saco y corbata, sostenida por Agar. Varilla en su mano izquierda y momento de la verdad…— El HIV cuando “abraza” a la defensa, está perdido, el incremento de su poder es tal que, si un numero del Linfocitos llega a un tope, se considera sida, duplicándose y dirigiéndose a otros puntos. Nosotros encontramos un germen herbívoro, que se encuentran en hortalizas del hemisferio sur, apodado “Victorium Mottraoum”, que intercede entre el linfocito y virus. Quiere decir, los que tienen VIH, su sistema inmune normaliza su estado. Los que tienen la enfermedad del sida, este germen lo ataca con un alto grado de eficacia, no lo mata, pero impida que se duplique y que no afecte, en su totalidad, a las defensas. Parece todo muy simple, pero es mas complicado aún. Victorium Mottraoum  no sólo actúa como enemigo del HIV y sida, sino hay un efecto secundario en la piel humana, no es grave, pero los que sufren alergias, tendrán que cuidarse mucho. No se encontró la cura, es el paso para una supuesta solución. Podemos debilitar al virus y la enfermedad con otro germen. Antes de las preguntas, quiero decirles que estoy entusiasmado, el hecho de trabajar para que la gente viva mejor, me hace sentir muy bien. Hay detalles, lo sé, pero hay una alternativa. ¡Vamos a quitarle la vida a la muerte!—. Todos de pie, ovaciones en cadena, beso descomunal de Agar al Dr. Mott y nacimientos de algunas preguntas:
— Buenas noches, Dr. Podremos afirmar, entonces qué, un virus puede debilitarse por otro supuesto virus, ¿efectivamente?—.
— Básicamente, si. El germen herbívoro cuando entra al cuerpo, es cordialmente un virus. Por ahora, el enemigo más fuerte contra el HIV/SIDA—.
— ¿Qué tal, Dr.? ¿Los Alérgicos tienen más posibilidad de morir?—.
— Es un tema que estamos tratando, como dije. Estarían más delicados, si. Estamos organizando de qué forma podremos bloquear eso también. Creemos que será posible encontrar alguna calma necesaria—.
— Siempre se habló del desacuerdo que tuvieron distintos grupos de científicos contra otros, por el desarrollo  del HIV, ¿teme a qué no se pongan de acuerdo con su trabajo y encima que se burlen de tanto sacrificio?—.
— En las profesiones hay rivalidades, siempre las hubo. Lo mismo pasa con ustedes, la prensa; hay distintas opiniones sobre el otro. Seguro cuando termine esta conferencia, después charlaré con esos científicos críticos. Igualmente, creo que, me ayudarán a perfeccionar éste hallazgo. Hubo desacuerdos cuando nació la enfermedad, así que estaré preparado—.
— Vimos lo natural que es usted, Dr. Como que toma, muy fuertemente, esta dirección para el éxito. ¿A qué se debe a tal entusiasmo por la vida?—.
— Deberíamos estar todos entusiastas. La muerte de mi hermano por el sida, me marcó. Verlo esqueleto y con heridas me impactó tanto que, no puedo dormir algunas noches. Si hago esto es por él y por todas las masas que todavía tienen fe. Se dijo que fue un castigo de Dios, la entrada del virus.¡ Yo digo que Dios es nuestro invento y que solos vamos a vencer esa pandemia, juntos y con más esfuerzo!—-. Más preguntas y respuestas desde el corazón del Dr. Las siete horas fueron necesarias para el accionar del movimiento del mundo ante las tratativas de la noticia. El cierre del planteo fue visto de buena manera, los medios de comunicaciones se encargaron de informar y apoyar tal evento jamás transmitida de toda la historia.
 Aire fresco en la inspiración del Dr., Mott, abrazado a Agar, en una caminata bajo la finita influencia de la luna. Sentados con el acompañante viento invernal, amor enfermo inconsciente y besos de muerte:
— Tengo tanto amor e ira que, me siento débil. Sos mi progreso, amor mío. ¿Te dije que, estás esplendida con ese vestido rojo con brillos?—.
— Te amo, mi Dr. Me puse así para vos, amor mío. Estuviste muy bien. Te admiro. Besáme, que la muerte no nos encuentre…—.
— Hagamos el amor ahora mismo. Presiento un fin y solo quiero poseerte, amada mía—.
— Haceme tuya, dios…—.

Alguna vez I


—Falta muy poco para que descubra una resistencia fuerte para el Sida. ¿Qué pensarías si te dijera que, ese virus puede “bloquearse” por un germen herbívoro? Estoy entusiasmado, amor mío. Si todo va bien, haré una conferencia paraque el panorama mundial reciba esa noticia. Por cierto, no voy a poder ir junto a vos a la casa de tus padres, perdón—. El Dr. Fructuoso Mott conversa con su hermosa mujer, Agar.
— ¡Sos un genio, papi! Desde hace diez años ya que estás luchando para encontrar la cura. Cuando estés en esa conferencia, voy a estar al lado tuyo, aplaudiéndote y animándote, papi. Mis padres entenderán, cielo. Me voy, sino se enojan cuando el asado se pone frío. Te amo—. Algún que otro beso apasionado. Como si fuera el último. Habladuría pequeña y marcha hacía el auto.
 Otra habilidad, otro uso de los suegros y un encuentro formidable. Agar recoge a su compañero sexual, cerca del río. Joven, atrevido y un desarreglado, Leonardo Scarpino. Los dos en el auto verde, quitándose la ropa con rapidez febril, fuerza ilícita. Desnudez fatal y sexo anti religioso, cercano a la oscuridad. Vapor de necesidad, gemido-poca respiración, semen Pompeyo, flujo Venus.  Otra noche de las doscientas noches compartidas, mujeriego como rey, mujer-olvidada como reina. Paz, vino y grupos de palabras:
— Mmm, siempre tan toro español. Mmm, pendejo, me haces disfrutar bajo el infierno. Te noto más delgado, ¿vas al gimnasio?
— Nadie puede controlarme, mami. Sos una yegua hermosa. No, hago ejercicio cada vez que nos vemos, que por cierto, lo hago muy seguido. ¿Con qué le saliste, esta vez, al Dr.?—.
— Le dije que iba a la casa de mis padres. El me cree, soy su diosa, ¿también la tuya?—.
— ¿Y si llama a sus suegros y se da cuenta que no fuiste? ¿No sospechará algo?—.
— No va a llamarles. Esta concentrado en el avance contra el sida terminal. Confía en mí y en mi mamá. Relájate. Contesta mi pregunta, lindo…—.
— ¿En serio que va a encontrar una solución? ¡Muchos están infectados de eso! Sos mi diosa y por vos ardo—.
— Mmm, veamos si lo que decís es verdad. Mmm, ups, se me cayo el anillo entre tus piernas, ¿puedo ir a buscarlo?, ¿me dejas, bombón?—.
— Discúlpame por el gran bulto. Buscálo, corazón. Espero que no lo encuentres…—. Amanecer que muestra su caballera colorada y aventura que no tiene fin.
Los tsunamis, volcanes, tornados, huracanes y guerras arrasaron con el Suelo y con el tiempo. Las investigaciones del Dr. Mott continuaron con expectativas, Agar desde hace tres meses no pudo ver a Leonardo; la esquiva la tenía atormentada, insistía sin perder la esperanza de encontrarlo. Amaba a su marido pero deseaba a ese joven maleducado. Se operó las tetas, se hizo liposucción, hasta se arregló la nariz por tan solo atraer a ese desgraciado sexo-pata jovencito. Pensaba en él cada vez que hacía el amor con el aburrido Dr. Recordaba su cuerpo bien marcado de abdominales y los brazos de boxeador. Extrañaba su transpiración que fue bañada con tanto placer, lo necesitaba.
 La llamada del muchacho fue un hecho. Le dijo que estaba internado en algún hospital y pidió que lo viniera a ver. Le explicaría su problema, una vez que ella estuviera ahí. Fue inmediato, trataba de descifrar el por qué de su internado y desaparición. Se sorprendió. Ya no era ese gladiador gigante ni el atleta ganador que tanto le gustaba. Flaco, pálido, suero y una sonrisa fracasada, ese era su hombre actual:
— ¿Qué te pasa, Leo? ¿Por qué desapareciste así, tan cruelmente?—.
— ¡Que hermosa que estás! Estoy enfermo, tengo que decirte la verdad—.
— ¿De qué verdad me hablás?—.
— Tengo pulmonía y…—.
— ¡Ya me estabas asustando, pendejo! Voy a cuidarte, así estás mejor y podemos ir al Telo—.
— ¡Dejáme terminar! Hace seis meses descubrí que tengo sida. Me estoy muriendo, mami—.
— ¡Sidoso de mierda!, ¿¡por qué no me lo dijiste antes!? ¡Basura! ¡Canalla! ¿¡Te das cuenta qué me infectaste!? ¡Voy a matar a mi marido, también!—.
— Me hubieras pedido que me cuidara. No tuve la culpa de tu descontrol. Me apena por el Dr. De cualquier manera, discúlpame…—.
— ¡Sos un hijo de puta! ¿No te apena por mí? ¡Quién  manda a meterme con estúpidos como vos! ¡Ojalá te mueras!—.
— Voy a morirme, tranquila. ¿Ahora soy estúpido? Eso te pasó por infiel, ¡por calentona! ¡Andáte, tengo sueño!—.
— ¡Mataste a tres personas, idiota!—. Escupitajo y golpe de puño a la cara del enfermo ex amante y marcha con gran velocidad.
Giro de los hemisferios de Agar, besos de lengua del Dr. y llanto culposo de la victima. Rareza del matrimonio, conquista de noviazgo:
— ¿Qué pasa, mi amor? Te noto amarga y furiosa. Te he extrañado—.
— ¡Que bien, bebé! ¡Yo también he pensado en vos ¡Voy a estar siempre a tu lado, hasta que la muerte nos separe, hermoso! ¿Estarías con otra mujer?, la verdad…—.
— No lo creo, estoy bien atendido. ¿Y vos, me engañarías?—.
—Shhhh, besáme. Te amo—.