domingo, 27 de junio de 2010

Hoy...¡No!

No quisiera retratar los caracteres de una dolencia; la bohemia de algunos vínculos opuestos; el desgarro de algún ejército derrotado. Ni siquiera, deseo idolatrar a la ironía como una doncella, sabiendo que, su espíritu viene de una cansada campesina de Siberia…

Solo por hoy, y tal vez, hasta que callen mis inquietudes, solo diré que, tengo calma debajo del rocío y un engañoso amor en la noche, envuelto de sucesos, que de a poco, llegan a mi boca.

Y solo esta vez, no domaré ninguna palabra en este intenso y cálido vacío…

De algun cazador

Entre guerra y letras mantuviste la mirada llana, desde los picos más altos de alguna ardiente montaña. Dormías entre lo difuntos de tu hazaña; mezclándose sus sangres con tu orgullo. Actuaste un papel necio; sabiendo que, eras el galán de otro suceso.

Alzabas y mimabas los frutos más crueles que no lograste evitar (la ignorancia te engañó, como a todos…); educando, así, a seres que vieron la gloria.

El amor se transformó en una inestable reflexión y el rugido, una inalcanzable convicción en cada aventura. Con la oscuridad santa para las lágrimas de algunos desgraciados, que supieron apreciarte.

Exhausto, terminaste de arrancar las espinas verdes de la vida, para perderte, al fin, del otro lado del río y entre los árboles.

miércoles, 16 de junio de 2010

Epicentro

No alcanzará una rima tibia en cada hecho.

No harán falta las metáforas escuálidas para una vista borrosa.

Tal vez, los aullidos de cada fuga ni se escuchen en este

descampado infeliz. Por el momento, los ruidos mueren en

silencio. Mientras, la aventura se retira y deja, bañada en

sangre, sus besos más perversos en ésta única historia…

Mr. Hyde

Ahí esta el señor Hyde: vertiendo su cansado espectro en dramáticas miradas y en amarga actuación, a los que cree inmigrantes en su mapa sin límites. Ama por dentro a sus afectos e hiere, al mismo tiempo, con rugidos orgullosos a su textura fría. Desprecia ese llanto falso que determina la habladuría de algunos pocos(los desconocidos no sospechan que, sus lágrimas son novatas y maduras), y las racionalidades de sus inquietudes, ¡que tanto aborrece! Estrecha sus brazos con nieve templada (debajo de la avalancha, se encuentra el volcán de su amor), para dejar un recuerdo en cada piel.

En cuanto, su sombra desaparece en el paraíso ajeno y los pasos se despiden de la soledad…