domingo, 8 de noviembre de 2009

Preguntas y ninguna respuesta

¿Cuál es la muerte más mística de ser y dejar actuar más vidas falsas? ¿Es definitiva los infinitos hallazgos de conocerse a uno mismo? ¿Por qué están escondidos mis necesidades y lo que no aprecio en ese rincón a simple vista?

Estoy harto de los signos de interrogación que se derriten en mi cabeza, como ls dudas de asimilarme como una escritura que marca su camino (y toda su vida) en palabras. Ha llegado la hora de agarrar el timón de lo que verdadero soy(tanta gente no termina de conocerme, ¡jamás!) y renunciar a grandezas que no podré amar(es factible que se despeguen de mi, y miren cuando me alejo) por el fuego sin llama que recae en mi incredulidad(¿En qué puedo creer seguro? ¿En qué debo creer y en lo que no?)

No encuentro eufemismos para ablandar una verdad, solo lo agrio y lo obsoleto pueden adornar confesiones, ¡que tanto llevo encima!, y formándose miles de cañones para cuando regrese otra vez...

He decidido romper amistad con el diablo y Dios, para encontrar un amigo en MI, YO, todos los yo que cargo en mi hombro. No obstante, desprecio una compañía que me es incapaz de llenarme de huidas y confianza plena (¿Por qué he de agarrarme de alguien para no caer?)

No hace falta transcribir la vida de mi sonrisas y de lágrimas que acompañan en cada mar (ya he nadado en el mar rojo, y ahora en el mar muerto), en las inmensidades de desiertos de inviernos también están al lado mío.

Las peregrinaciones me arrastran a la arena, para emborracharme con mi soledad, hasta perder los sentidos...

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