viernes, 30 de octubre de 2009

iluso



El sofá me alberga...El excitado sol se esconde detrás de las persianas (me espía, quiere verme, ¿por qué?), para calentar el rincón friolento en que me encuentro. ¡Tengo tanto frío!, ni los auto-abrazos pueden darme un aislante útil ante ese mal (¿por qué, mal?) No obstante, me enamoro de ese frío seco, dándole la espalda a él, mientras insiste en espiar...

Trato de recordar la música mimadora y trágica de un rebelde Tchaikovski; un agrio Bach; el popular Mozart (Te han manchado, amigo mío); y el escondido Grieg. Todas esas melodías la concentro en mi relajación cuando miro la humedad inyectada en los rincones de las paredes (Mi bella Roma se desmorona), que oscurecen lo que un día fue...

Siento más frío, me abrazo con todo el esfuerzo de mis ganas. Conozco mi piel: muerta, ¡pero tan divina!(es toda ironía como mí reír en cada paso) Establezco una charla magra entre mi interior y...Como es de suponerse, los silencios se instalan en cada letra de la que nunca hablamos.

La lucha de creencias dentro de mi parecer me hace reír aún mas (me es prescindible en este momento creer. Solo quiero sentir), con un sonrisa total en mi rostro, cuando abrazo mis piernas también para darme frío.

Cierro los ojos con pensamientos de ilusión a un momento (me gusta la imperfección), y miro otra vez en mi ventana: "Nunca entrarás, intruso" Y empiezo a llorar de vida...

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