miércoles, 7 de octubre de 2009

Escondidas

-Mamá, ¿por qué preparas el bolso- Pregunta el hijo, con ojos de duda y sonrisa mimada. -Estaba acomodando la ropa, nada más- Esfuerza su madre para zafar un poco. La decisión de escape era un futuro, que duele, destroza (mora un nerviosismo en sus manos cuando piensa en eso), pero debía hacerlo.

Ella, mamá de esa criatura de 7 años, pelea con sus miedos y amores para encontrar un bienestar. El viaje hecho a la casa de una amiga, allá por los 1500 kilómetros, fue por las constantes amenazas de muerte, reproches de blasfemia y traición por parte de su marido (soberbio, mujeriego, hijo de puta), hombre equivocado en su vida. Aumenta su preocupación cuando él, tras un llamado telefónico, advierte que su final esta próximo, si no deja al niño en el hogar que esta, para ir a buscarlo y quedárselo a su merced. La sola idea de separarse de su hijo, arden sus entrañas (se toca el pecho, no llora), el nudo de horca se va a su garganta y un calor se apodera de su cabeza. El temor puede más que el amor, y más cuando ella se estrella contra la pared.

Le pide a su amiga si el nene puede quedarse algunos días en su casa, con su familia (4 hijos y un marido), y la respuesta se ve inmediata con un fuerte abrazo de ambas y una respuesta mojada- Sí, Laura. Lo cuidaré como si fuera un hijo más- Las 2 madres lloran, comparten un dolor inaguantable, despegarse de un ser que lo tuvo en su vientre y ahora, todo se olvida, con un escape involuntario (el miedo, el miedo, ¿por qué mierda, existe eso?), una lejanía fuera de lo perverso.

-Pichu, ¡no me estires tanto el pelo!- Ruega ella, cuando el travieso se acobija en su regazo y le da besos. Regala las últimas sonrisas y risas a una prófuga (se lamenta, se maldice por perderlo), no quiere arriesgarse a nada. Oculta la tristeza en mal humor, pero por dentro, los garfios la destripan.

El momento llega(el remis esta esperando en la puerta), entonces abraza fuertemente al angelito, le da besos y llora un poco(esta vez si, la despedida hace eso), y propone- Juguemos a la escondida, escondete, así te busco- El entusiasmo y el afán se ven en un lazo, cuando el niño va corriendo a buscar un buen escondite(en el ropero, entre sus ropas), para que no lo encuentre fácilmente...Sin perder oportunidad, Laura, sale con su bolso a la vereda y se despide rápidamente de su amiga. Mientras que, el pibe sospecha de algo (por la bocina del auto blanco, ya 10 minutos que esta esperando), y sale corriendo para afuera. Llega a la calle y observa a su madre subida en ese Peugeot 504, marchando de a poco, y él, corre para alcanzarlo, derramando gotas de llantos y exclamando con todas sus fuerzas- ¡¡¡Mamá!!! ¡¡¡Veni mamá, mamá!!!- La madre escucha todas esas súplicas, mirándolo desde el aciento de atras del auto, saludando con culpa y desapareciendo en el camino, mientras el niño continua su persecución tratando de retenerla...

1 comentario:

  1. Que niño tan valiente. Solo un crazón noble puede ir tras los rcuerdos del amor y abrazarlos con ternura (a pesar del dolor).

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