jueves, 15 de octubre de 2009

Esperar, solo esperar




-Haga guardia y mantenga los ojos en esa playa, cabo Woolf-Ordena mi capitán Meyer, mirándome fijamente a los ojos y fumando un cigarrillo alemán, con cara seca y ojeras enormes.

Alzo la vista por los horizontes de Normandía, un anochecer (5 de junio de 1944) lluviosa azota las olas de esas aguas, peleándose entre si, es la imagen que captura la mirada, cuando apoyo los brazos arriba del fusil y descanso. Puesto el casco, imagino una eventual llegada de las tropas aliadas, previstas en algunas horas, y como el desenlace se apoderará de una realidad que no sabemos, ni queremos hacerlo. Recuerdo algunas palabras de mi capitán a cerca de esa supuesta invasión: "El general americano, Eisenhower, estará al mando de este asalto por la "liberación francesa"(las risas de la tropa comienzan a surgir, por la ironía del capitán por decir las cosas), así que, se nos viene toda la caballería encima, camaradas. ¡Hasta Patton se sumará a esta fiesta! ¡Maldito loco! Cree ser Napoleón en este siglo XX. Pero en fin, trataremos de aguantar y no dejar que conquiste estas costas. Nuestro mariscal, Rommel, no se encontrara en esta oportunidad, debido a un problema personal (El capitán se lamenta con una cara decepcionada, pero segundos después vuelve esa risa simpática), así que...Demostremos al Führer nuestra capacidad de resistir estas tierras. ¡Viva Alemania! ¡Heil Hitler!” (Todos levantábamos los brazos y repetíamos esa frase seguidamente)

Jamás he compartido la ideología de una "raza superior" o "raza inferior", solo me atrajo el vivo nacionalismo de nuestro guía, por querer a Alemania y darle lo mejor. Sin embargo, las noticias oficiales de centenares de miles de muertos en los campos de concentración, decepcionan una esperanza buena que desaparece cada momento (Un miedo y una preocupación mata mi tranquilidad, por temores de la seguridad de mi querido amigo, Isaac polestein, gran poeta) Los pensamiento me llevan a ese amigo, compañero de letras y viajes inolvidables de tiempos dorados. -Amigo mío, ¿dónde estarás?- Es y fue mi único amigo (por qué decir "fue") La última vez que lo vi fue, en una granja lejana de Bélgica, lo albergue allí por estas putas persecuciones de las SS y las GESTAPO. Después...Ni una noticia más sobre él- Espero que, te hayas escondido bien- Replico con una sonrisa poca alegre, con el cigarrillo prendido en mis dedos y la vista puesta en esa noche cruel y deprimente.

Los demás se fueron a dormir, solo yo manejo el futuro de la guerra en este instante, cuyas vidas están en mis manos. Enciendo otro cigarrillo...Pienso en mi familia, principalmente en mi madre, alentadora heroína para que entrase en el ejército de la SS, para ser una porción de la historia, una historia de muerte y poder. -No debo culpar a nadie, tuve la última palabra- Me critico, ácido y severo. Todo se nubla...Las confusiones y reproches me hacen estar paranoico, cuando creo ver a los barcos a acercarse, pero todo es la imaginación temerosa de una pronta llegada, donde todo el silencio morirá en melodías desafinadas de armas e ira.

Tiemblan mis manos, ya va el décimo segundo cigarrillo que fumo, continúo fijo en el frente del espectáculo, esperando a la tragedia, con la poca serenidad, mientras los minutos se esfuman y la muerte se acerca, para quedarse, para no irse...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

victimas