martes, 11 de agosto de 2009

Desahogo

Temo al hecho...La decisión es pura, pero la valentía se acobarda. Estoy de pie en aquella mesa en que resistió todas las noches de mis pesares: escribir, llorar, soñar, maldecir; todo se haya en ese apoyo de madera, mientras inclino mi cuello y la miro con cautela.

La soga raspa la palma de mi mano, cuando la ato a ese pequeño rincón de cedro duro resistente.

Me da culpa estar en este extremo, sostenido por un tirante del techo, con la cabeza agacha observando al suelo...Las primeras gotas de lágrimas impías mojan el piso, nacidas en la sensibilidad de mis ojos marrones, con el vivo infierno de amargura, cierro un momento los parpados...

Me posee un frío aguantable en los pies y manos, al mismo tiempo una sensación putrefacta apodera de todo mi cuerpo. Me deja débil, con ganas de vomitar, incapaz de permanecer parado, sin embargo me sostengo más fuerte para no caer (Sé que si me bajo no podré cumplir mi destino) y no arrepentirme...

Pienso en las sufridas experiencias de: amores, fracasos, rencores, daños, prejuicios...Nunca pude afiliarme a la vida (personas y mas mierdas) como algunos hacen. Al no poseer la vanidad de los hipócritas, me llevó a sentirme un extraño en tierra extraña, sintiendo las burlas necias de miserables que, ocultaban su mediocridad con falsas testimonios a mi parecer (Sería estúpido convivir con la decadencia)

Lloro aun más saber que nunca pude amar de verdad, ni sentir un amor carnal (mis amadas putas, algo llenaron en mi) con que tanto ansié. Pero, una mujer nunca me abandonó en los tiempos de tormenta, vos...SOLEDAD, me acobijaste cuando tenía frio y estaba sediento de placer. Me amaste con tu sentimiento abstracto, pero jamás pude apreciarlo...

Los nervios hacen que tiemblen las piernas. El remordimiento hace que apriete los dientes continuamente, lanzando un leve ruido.

Dejo de apoyarme del tirante y vuelvo hacía la soga...Junto la poca fuerza para ponerme en el borde de la mesa, introduzco mi cabeza en la áspera condena. Se apretuja en mi garganta (apropósito, quiero sentir verdadero dolor) impidiendo respirar con facilidad. Resbalo de ese rincón, sostenido la soga a mi cuello...El ahorcamiento es lento(pero mata los segundos de mi existir) Nace una agonía de desesperación, que pudre de a poco mi vida, cuando siento los últimos instantes...Las lágrimas por última vez se mojan en mis mejillas para secarse en la muerte. Elevo una risa intensa por saber que el mundo no me alcanza, de no pertenecer en su seno, al que tanto chupé sin tener hambre...Me escapo a otro porvenir, con el alma desangrada y el sueño enardecido, más aún.

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