látigo

Revancha...Todo lo que deseo es revancha. Una sola revancha que, logre ponerme en buen estado...Siempre busco una improvisación para sentirme un héroe(esos que dan batalla a ningún mal, solamente a la melancolía) con fuerza, perfil alto de asalto, bondad incrustada a mi parecer(para entender a quien debo defender, al bien del mal o al mal del bien), con huevos de acero tibio....

Estoy preparado...Una vez más las heridas se hallaran en las viejas cicatrices, y en otros lados (ignoro cuales, todo es confuso) Tiemblo sin controlarme, mis habladurías tartamudean, mis dientes golpean entre si, mis ojos captan su presencia...Ahí esta...Más hermosa que la muerte, más sexy que el amor, más puta que la pasión. Si...Es ella, quiere confundirme con sus prohibiciones, con sus encantos...Voy corriendo para enfrentarla de una vez: el miedo se introduce en mi pecho, pero trato de no sentirlo ni pensarlo. Allí estamos...Ataco con lanza filosa de orgullo, directo a su sexo, pero el filo del arma esta oxidada, sin filo...Sin pensarlo, desenvaino la espada del rigor de mi dolor, para enterrarla en lo profundo de su trampa...Sin embargo, se parte en dos antes de tocarla...

Sin contraatacar de nuevo(he perdido todas las armas, inútiles a esa adversaria, ¿por qué no funcionan?), mi única alternativa es usar ese escudo roto, aplacada por otras luchas(que nunca debí enfrentar, ya que, no me favorecía en nada) innecesarias para mi bienestar...Ella viene...No usa ningún arma; sola viene a mí con sus labios lluviosos de lujuria y calurosos de perversión(esa que tanto me gusta, aunque sea prohibido) a mi, aniquilando todo escudo, toda resistencia necia en cual me disfracé tantas veces...Otra vez, pierdo esa batalla(estar débil en una situación de vida o muerte es complicado) sin proponerme a una nueva, en alguna penumbra.

Me hallo entre sus piernas, vencido totalmente a su veneno que, recorre por toda ilusión hasta excitar crudamente la perra amargura. Convirtiéndome en un verdadero cobarde.