Malditas lágrimas...

Vuelvo a los traspiés de un paso, varios pasos. Los paraísos se vuelven tinieblas excitadoras de mi apetito (las cuales me masturbaré sin rendir cuentas a una vida), y para pertenecerle un momento...El calor muere, para que nazca ese invierno, aquel infeliz que vigila mi mundo y que me regala mucho frío. Mantengo la sonrisa picarona (desde nene la tenés, nunca cambió), y me siento sobre la piedra, el altar para ver esos cielos que no existen, para sonreír a una tragedia, para...

Quiero sentir cosas que no merezco, amores amanecidos que tanto huelo. Planteo porvenires que nunca vendrán. Arreglo un pasado a mi parecer, pero es inútil, esta cerrada y hundida en el fondo de tus ríos (el que veo en este momento, en el que te bañas cuando tenés mucho frío).

Las lluvias comienzan a nutrirme, matan mis escalofríos, tocando mi piel solitaria, mientras miro hacia arriba riendo sin control...La ganas de un llanto lastiman los espíritus sensibles que tengo en este infierno, mezclada con almas pecadoras, las que traicionan a la luna para coger con un sol gris(negro no, tus aguas ya lo son) El desahogo se atrasa, cuando mis carcajadas aumentan sin freno alguno(esas son tus lágrimas, las transformas en eso, no intentes cambiarlo), pero...La seriedad se acomoda en mi rostro: mis ojos brillan más que el reflejo de la vida. Se quiebran, para dar lugar a las nacientes de arroyos en mis parpados, que se cruzan entre sí para terminar secándose en el vacío. Mis llantos encuentran amistad en mi risa simpática y en las sensaciones incontrolables de mis entrañas (estímulos, locuras, amoress, perdición).

Derrocho más magia en mis mejillas y consigo pasiones en los cadáveres de esta plenitud, y las trato de amar para que no me abandonen.

Olvido los anhelos, y marcho a otros finales, para nunca volver. Con la memoria de una frase(es tu epitafio) que se agarra en mi, acompañante de mis huidas, viajes... ("Cada paso es libertad y una incesante soledad").