jueves, 3 de marzo de 2011

Muerte paz

Respeto después de la muerte. Sin encanto del accidente (suicidio u homicidio, nadie sabe aún) de los tantos rivales, que alguna ocasión, fue un número en el viejo coliseo romano (amigo, enemigo, todos del mismo amor)

Cuerpo echado sobre la vereda, ojos abiertos involuntario, cuello flojo ante el aire, hormigas hambrientas en las alas...enfrente del cadáver inmóvil (vista cloroformada de su alma, moverse hasta alcanzar vuelo), a metros de nacer un verso a favor de su desaparición…pero no se admite deseo, solo se lamenta una vida marcharse (manos arrastrando la caballera, al pensar fijamente), sin dejar indicios del por qué de su extinción.

Reverencia y más respeto hacía la paloma gris antes de envolver su cuerpo en diario y meterlo en una caja. Sin homenajes ni disculpas se encierra su muerte en la caja, cubierta de una cruz incorrecta con su epitafio: “Una porción de paz que se pierde”

Quien sabe —1/3/11.

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