miércoles, 12 de enero de 2011

Inmundicia

La inmundicia se eleva junto al sol. El cielo se transforma en la mar perversa que se ha puesto la mascara de villana en cada resurgir (hembra por sobre todas las cosas, que arranca los vellos de un momento deseado) de su trama para embargar algún instante. Daño inesperado del significado, que duda su estructura inimaginable (alteza que considera su corona de oro en un ramo de espinas) y no entiende el por qué del exterminio de su inspiración. Vuelta de la consecuencia, pero esta vez como el escondido enojo de otro Cristo, que revela el sufrimiento de gritos y lagrimas sangrante en la intolerancia cruda, a través de una bronca que se tiñe de silencio (el dolor personifica la decadencia) y de algún otro síntomas de nervios.

Relax de varios pensamientos que mueren de asfixia(arrebato cancelado, vida sublime en espera) para reencarnar en un solo abrazo partido…

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