miércoles, 12 de enero de 2011

¡Unica verdad?

Me tratas muy mal. ¿Quién toleraría tu conducta cambiante si no fuera yo? ¡Los de a fuera siempre consiguen tu mejor cara!—.

—Llamaría “densidad dramática” a tu reclamo, si fuese una necesidad cada mil años. Pero los reiterados propósitos perjudiciales designan a “inaguantable oír de un violín desafinado”. La tranquilidad es mi razón, por sobre todo—.

—Nunca entiendo lo que queres decirme. Los libros enferman tu cabeza. Después te vas al rio y no venís por horas… ¿sería una solución tal acto de inmadurez?—.

— ¿¡Y decís que DIOS es sabio y sobrenatural!? El día que me entiendas será el momento en que EL, arrebate lo mejor de vos. Si no tuvieras miedo de morir, me apiadaría y te enseñaría de qué estoy hecho. Entierro al mundo de a poco, mirándolo de cerca—.

—Estas hecho de la inmensidad de su poder. Mírate las manos, tus ojos, tu habla. ¡Sos parte de EL!—.

—Temo por la gracia de su arrebato de tu conciencia. Usa la astucia de tu reprimido sentido común, ¡por una vez! No justifiques tus horrores en el llamado de ese usado nombre diabólico para sentirte aliviada y perdonada. Es el método más fácil y corrupto de borrar las características claras de tu formación. “No habrá libre perdón si el afectado cree, en lagrimas vivas, la pronta muerte del dolor a través de un arrepentimiento verdadero y disciplinado” Diría un precursor—.

—Tengo la seguridad de que lo dijo un vacío e ignorante alma del mundo…—.

—Me gusta tu honestidad, mamá. Lo dijo tu desgraciado hijo, que tenes enfrente…—

No hay comentarios:

Publicar un comentario

victimas