domingo, 8 de agosto de 2010

Alguien

Hay un hombre delante de mí: indeciso, complicado, protagonista. Me estudia, saca conclusiones. Se detiene cada vez que escucha mi voz (no hay distorsión entre las canciones ásperas), con acento norteño; y marcha cada vez, cuando la meditación se despierta.

Hay un niño. En ese misterio noble se haya las causas de su juicio y su ansiada derrota. Gobierna las caricias de todos sus allegados, matando su propia ley.

Se encuentra un prófugo. Quiere pagar con una compleja justicia sus delitos que nunca se describirán por palabra hecho. El castigo será la abundancia de la corrección.

Ahora yo lo miro. Duerme entre las atracciones y no despierta, no despierta…

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