jueves, 8 de julio de 2010

Sedientos

Perfume que arde el placer sísmico. Roce erótico de piel brillante. Colmena de cada gemido incontrolable de una prosa sin textura. Lamidas ofensivas que desatan el licor de esos labios que traen la desesperación singular. Miradas de un antiguo poema, y que ahora, promete una novela sin final; con el dolor de perdición y un cálido encuentro en el punto suspensivo de cada anhelo (no he dejado de pensar)

Caídos en lo inherente. Sudor que alimenta la sed de los orgasmos, para no calmarlo jamás, en estas lloviznas…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

victimas