jueves, 8 de julio de 2010

Despojar mis clavos con tu vinagre, ¡no me hace más fuerte! Madrugar en tu espacio, no me ayuda a renunciar al sueño. Menos, si la teoría vale más que la práctica y no se acentúen en una verdad.

Desmerezco tus ruegos, con las típicas evidencias de que tu herida no solo se alimenta de sal; sino también de mis abundantes suspensos.

Creo en tu inocencia, pero no en tu libertad, restringida de auxilios de dependencias, reencarnada de aquellos besos tibios y exiliada en una confusión extranjera.

Quemar tu aliento por heladas mañanas y enfriar tu voz, el soprano despido de tu presencia, convertida en una puta tinta que no tiene rima…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

victimas