martes, 29 de diciembre de 2009

Ultimatum

Puedo mirarte. Los vientos del sur arañan una tranquilidad nula. Asimilas, por última vez, el perfil de BONAPARTE; meditando las estrategias para ganar una lucha (No tienes nada que ganar ni que perder) de muerte

mágica.

Escribes las penúltimas notas de una novela incompleta. Donde el deseo y el amor toman atajos distintos (Hemingway te esta esperando en la mesa con una botella de coñac) y un final feliz sería la intriga del gastado misterio.

El camino actoral cruza con la verdad de tu vida. El trafico de auto extraño se hunde más, más, más, hasta perder el intereses de búsqueda. La rebeldía ahora es sabiduría, que no quieres confesar (Brando te esquiva, estas al lado de su hoguera…)

Sigues allí, confundido y decidido a estar con ella (la princesa negra, la hermosa puta que no te ama. Solo necesita tu cuerpo); abrazado a tu hombro impune y tus lágrimas de lluvia ácida. Susurrándote a tus oídos sordos y besando tus labios fríos…

Te miro, me observas, cuando el reflejo de la luz y noche tatúa mi rostro, junto con el viento del sur que, atrae más calor de muerte…

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