domingo, 20 de diciembre de 2009

Desprendido de mis brazos


Dios...te he sepultado. He quitado tu dominio de mi pensamiento y la fuerza de tu mentira de mis ojos rotos...
Te asfixias. La rabia celestial no puede sacarte de la muerte(he aqui donde eres débil, en mis entrañas), ni darte una oportunidad para tu salvación. Transpiras, ¡Oh Dios!, te agitas en una superficie de amor y final, mordiéndote los labios por conseguir pequeñas vidas(Golpeas tu ataúd, nadie puede escucharte), que se apartan de tu poca luz...
Padre...Me imploras, pides clemencia a un hijo herido que nunca te reconoció(es mentira, te creí, te amé...) y ahora, te abandona sin tener remordimiento. Gritas a las bestias de tus almas para que te rescaten. Pero, todos te dan la espalda(Le temen a la humildad muerta de mi tristeza) y te ignoran con verguenza.
Empiezas a llorar. Tu sentencia esta por cumplirse. Tus manos se abren de a poco, tu rostro se vuelve pálido y te rindes... Caes en mis brazos, con los ojos abiertos mirándome, perdiéndome...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

victimas