domingo, 16 de junio de 2013

Almas justificadas



— Desde un primer momento, dudé en tratarlo, Senotec. Tenerlo cara a cara me da otra perspectiva, me da menos asco a comparación de verlo por la televisión y las tapas de los diarios amarillistas. Seré profesional, sin que mi sentido femenino lo ataque. Empecemos. ¿Cómo se encuentra después del triple asesinato que cometió a su madre, hermana y a su novia?—.
— Por eso acepté concurrir a su consultorio. Nos llevaremos muy bien. No crea que soy un machista conservador, por favor. Esas tres mujeres poseían un gran intelecto de “sentido femenino”, tal es así que, cada una luchó hasta el final por conservar su vida. Como verá en mi pecho, aquí están sus rasguños y mordidas. No soy asesino, murieron por amor—.
— No solo noto un machismo medieval, sino también un ego muy sobrevalorado. ¿Se siente un súper hombre por haber matado a sus mujeres queridas? Cuénteme cada muerte—.
— Siento que nadie podrá quitarme a esas mujeres. Pensé egoístamente, lo sé, pero era la única manera. No sería adecuado contar cada muerte. Son mis Tres Marías que me miran desde el universo. Podrá usar muchas técnicas psicológicas y de otras ramas, pero no caeré y ni me arrepentiré por los hechos—.
— No quiero que se arrepienta, no soy juez. Se nota que brilla frialdad en sus ojos y alivio. Evidentemente esas grandes muchachas pudieron aguantar su persona como nadie podía hacerlo. Pero debe haber más razones. Dentro de poco, lo van a ejecutar, tiene que saber por qué lo matarán—.
— Ellas fueron mis fuerzas. La injusticia recaía en sus pechos, lo cual siempre pagaba. Di oportunidades para los retractos, aun así, los mal agradecimientos aumentaron. Se hablaban mal de la una a la otra constantemente, los celos innecesarios, creaban un ambiente hostil. Cuando la situación no daba para más, me hacían sentir que yo era el centro problemático…—.
— ¿Y era así?—.
— Totalmente. Tenía que ser distinto con todas, y tener ya un personaje para cada una. Utilizar esas tácticas me daba riesgos. Me comportaba como hermano con mi novia, hijo con mi hermana y novio con mi madre. Me generaban un sismo problemático—.
— Lo confundía. Gracias a eso adoptó un comportamiento violento y poco tolerante. El amor suele recargarse de tal manera que, la radiación lo desfigura todo. Optó por ser justo—.
— A mis treinta y ocho no sé lo que es ser justo. Cuando la sangre de ellas se escurría en mis manos, me sentí libre de ese temblor. Y puede que cuando me ejecuten estaré mejor todavía, ahí veo justicia—.
— ¿Por qué?—.
— Nadie tiene derecho sobre la vida del otro—.
— ¿Entonces se arrepiente?—.
— No, jamás—.
— ¿Alguna que otra razón para haberles quitado la vida?—.
— Fueron las únicas que me vieron llorar, hasta el punto de contagiar el llanto. Las admiro, siempre estarán en mi cabeza. Un hombre que golpea a una mujer es un Don nadie, ¿por qué deja  que lo haga?—.
— Porque lo amo y tengo paciencia. ¿Cómo lo supo?—.
— No se lo diré, no quiero que piense que soy un fanfarrón. Su hombre nunca cambiará, déjelo—.
— ¿Me viene a decir una persona que asesinó a mujeres por no saber tener un perfil regular?—.
— Si. Ellas no están, usted si y su hombre la seguirá golpeando. Por verla tomar cuatro veces vasos con agua y atacarme con la mirada, me di cuenta de su padecer. Dejé caer esas lágrimas, le hará bien—.
— Es un fanfarrón y cínico, Senotec. Muy observador. Extrañaré su presencia cuando se retire de la sección—.
— Recuérdeme cuando le esté apuntando con un revolver a su esposo. En horas tendré libertad absoluta. La estaré esperando, señora...—.
— Silvia Wzlayvitz, a su servicio—.

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