— Desde un primer momento, dudé en
tratarlo, Senotec. Tenerlo cara a cara me da otra perspectiva, me da menos asco
a comparación de verlo por la televisión y las tapas de los diarios
amarillistas. Seré profesional, sin que mi sentido femenino lo ataque. Empecemos.
¿Cómo se encuentra después del triple asesinato que cometió a su madre, hermana
y a su novia?—.
— Por eso acepté concurrir a su
consultorio. Nos llevaremos muy bien. No crea que soy un machista conservador,
por favor. Esas tres mujeres poseían un gran intelecto de “sentido femenino”,
tal es así que, cada una luchó hasta el final por conservar su vida. Como verá
en mi pecho, aquí están sus rasguños y mordidas. No soy asesino, murieron por
amor—.
— No solo noto un machismo medieval, sino
también un ego muy sobrevalorado. ¿Se siente un súper hombre por haber matado a
sus mujeres queridas? Cuénteme cada muerte—.
— Siento que nadie podrá quitarme a esas
mujeres. Pensé egoístamente, lo sé, pero era la única manera. No sería adecuado
contar cada muerte. Son mis Tres Marías que me miran desde el universo. Podrá
usar muchas técnicas psicológicas y de otras ramas, pero no caeré y ni me
arrepentiré por los hechos—.
— No quiero que se arrepienta, no soy
juez. Se nota que brilla frialdad en sus ojos y alivio. Evidentemente esas
grandes muchachas pudieron aguantar su persona como nadie podía hacerlo. Pero
debe haber más razones. Dentro de poco, lo van a ejecutar, tiene que saber por
qué lo matarán—.
— Ellas fueron mis fuerzas. La injusticia recaía
en sus pechos, lo cual siempre pagaba. Di oportunidades para los retractos, aun
así, los mal agradecimientos aumentaron. Se hablaban mal de la una a la otra constantemente,
los celos innecesarios, creaban un ambiente hostil. Cuando la situación no daba
para más, me hacían sentir que yo era el centro problemático…—.
— ¿Y era así?—.
— Totalmente. Tenía que ser distinto con
todas, y tener ya un personaje para cada una. Utilizar esas tácticas me daba
riesgos. Me comportaba como hermano con mi novia, hijo con mi hermana y novio con
mi madre. Me generaban un sismo problemático—.
— Lo confundía. Gracias a eso adoptó un
comportamiento violento y poco tolerante. El amor suele recargarse de tal
manera que, la radiación lo desfigura todo. Optó por ser justo—.
— A mis treinta y ocho no sé lo que es ser
justo. Cuando la sangre de ellas se escurría en mis manos, me sentí libre de
ese temblor. Y puede que cuando me ejecuten estaré mejor todavía, ahí veo
justicia—.
— ¿Por qué?—.
— Nadie tiene derecho sobre la vida del
otro—.
— ¿Entonces se arrepiente?—.
— No, jamás—.
— ¿Alguna que otra razón para haberles
quitado la vida?—.
— Fueron las únicas que me vieron llorar,
hasta el punto de contagiar el llanto. Las admiro, siempre estarán en mi
cabeza. Un hombre que golpea a una mujer es un Don nadie, ¿por qué deja que lo haga?—.
— Porque lo amo y tengo paciencia. ¿Cómo
lo supo?—.
— No se lo diré, no quiero que piense que
soy un fanfarrón. Su hombre nunca cambiará, déjelo—.
— ¿Me viene a decir una persona que
asesinó a mujeres por no saber tener un perfil regular?—.
— Si. Ellas no están, usted si y su hombre
la seguirá golpeando. Por verla tomar cuatro veces vasos con agua y atacarme
con la mirada, me di cuenta de su padecer. Dejé caer esas lágrimas, le hará
bien—.
— Es un fanfarrón y cínico, Senotec. Muy
observador. Extrañaré su presencia cuando se retire de la sección—.
— Recuérdeme cuando le esté apuntando con
un revolver a su esposo. En horas tendré libertad absoluta. La estaré
esperando, señora...—.
— Silvia Wzlayvitz, a su servicio—.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
victimas