viernes, 13 de julio de 2012

Cuesta



Hoy, nuevamente, se dificulta hablar. Ayer, la duda, fue salir de la corteza cálida y no ampliar los desafíos; y hoy, divertirse con ciclones es la confiable propuesta segura. Se pone a prueba la rareza por pensar lo que se necesita decir y martillar flojas convicciones. No se refriega la temerosidad ni vergüenzas escandalizadoras, a pesar de, que la improvisación se aproxime del lado opuesto. Una capacidad en la arena movediza, se define… ¡Como, no! ¡Que vengan los camellos y ratas de todos los desiertos a comerme la lengua! ¡Que intenten esconder satisfacción! ¡No hallarán más que hambre! ¡Humedezcan sus ánimos con miserias! ¡Vamos! ¡Necesito una espada peculiar para que se desfile ante tanta carne venenosa! ¡No quiero razonamientos ni post- mentiras! ¡Que todas las neblinas fluyan del monte y que se concentren en todas las necedades directas e inversas de aquellas desforestaciones! ¡Amo ignorar, ser ignorado y deshacerme de toda sed! ¡Sincronícenme! ¡Aplasten mis hemisferios!

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