domingo, 17 de octubre de 2010

Capacidad


—No puedo seguir besándote, sabiendo que amo a otro hombre. ¡Perdóname!— .Extraña jugada de una cursi y confundida mujer, que entra en guerra con la fuerza del pálido corazón. Mastica el ajo verde y se deja emocionar por el gusto podrido.
—El momento fue dulce. Olvidé su imagen cuando hablabas del acontecimiento dramático que ocurriría, si nuestros pecados se fusionaban. Sin embargo, cuando el beso se instaló en mi, volví a pensar en él. Sé que me destrozó y me usó, ¡pero lo amo! —.Culpa dañosa, al ver a la víctima en silencio. Ya no tiene la mano encima de su cintura, los cuerpos no se brotan por el alejamiento de decepción. No cae las risas repetibles que alguna vez la baño por completo. Se haya meditación en cada explicación.
— ¡Decime algo! ¡Por favor! ¡No quiero jugar con vos! —.Busca repudios hacía si misma, escondiendo todos los robos que cometió. No consigue sacarle voz al usado. La mira y le tiene lástima. Otorgó, por decisión del motor de sangre, las vacaciones al trabajo duro del amor en sombras, que a ella le gusta tanto dormir.
—Hasta siempre—.Se va de ella, sin estar apenado. Le da la espalda y camina. Intuye las lágrimas forzadas de la ingenuidad de la que dejó a tras y prende un cigarrillo riendo, refrescado de sol.

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