domingo, 9 de octubre de 2011

Representados


Nueva especie mecánica que responde a la indisciplina del nuevo hombre. Representante plástico-chapa de la característica humana (dejáme pasar, no puedo esperarte, el tiempo por encima de todo) y de las nuevas costumbres. Potro galopante aceitado, alimento necesario del poder codicioso, desperdicio que se extiende por la inhalación y por la audición ciudadana.


— ¡Hola, chicos! ¿Cómo están?—. Piloto con licencia, respeto escaso sobre la distancia entre el cordón de la calle y las ruedas. Objeto por encima de la senda peatonal.


— ¡Mirá quién apareció! ¡Carlitos! ¡Tanto tiempo! ¡Bajáte y vení a saludarnos!—. Viejo conocer de tres mosqueteros.


— ¡Dale! ¿No te gusta, ahora, charlar con gente que anda de pie?—. Resentimiento del segundo. Insistencia por sentir las mismas cosas.


Apago total del aire acondicionado y vuelta a la realidad contaminada. Envuelto entre ruidos y caminadores distraídos, se arrima al costado de una sombra con sus compatriotas. Apretón de manos y un beso adicional en la mejilla de cada uno. Queja derretida esperada:


— ¡Que calor que hace, boludo! ¡No se puede aguantar!—.


— ¡Tampoco es para tanto! ¡Hace veinticinco grados! Pero como el señor tiene aire acondicionado en el auto, le parece inaguantable—. Ataque amigable del segundo.


— Igual no deja de ser calor, Juancito. Yo tampoco soporto este calor bonaerense. ¡Y eso que no es verano! ¿Qué es de tu vida, Carlitos?—. Consideración del tolerante. Sonrisa por la aparición de un viejo pirata—.


— Jaaa, ¡vos por que no tenés auto, Juan! Mi vida…bien. Hace cinco días me compré éste Audi fiction. Se los muestro…—. Pausa de las situaciones con sangre y comienzo de la guía moderna. Puertas abiertas, asentamiento del primer mosquetero paciente, explicación estudiada:


— Los asientos son de cuero. La regulación es automática, si querés reposar un rato. El volante es muy fácil de maniobrar. Los cambios también son automáticos. ¡Ah! Y para vos, Juancito, el panel te muestra los números de grados, cuando encendés el aire. Además, arranca cuando le digo “Estoy listo, nena” Es algo nuevo que se inventó. No se escucha nada cuando manejás, pareciese que anduviera en una cápsula. ¡Ah! Toca ese botón y fijáte lo que pasa!—. Techo que se abre y sol que quema las pieles. — ¡Esta bueno!, ¿no?—. Boca abierta del primero y fastidio saturado de Juan.


Fuera del coche fantástico, Juan quiere saber de su vida personal:


— ¿Cómo están tus hijos? ¿Qué carrera seguía el mayor?—.


— Están todos bien, gracias. Sigue periodismo. ¡Se me olvidaba! El baúl es muy grande, entraría una vaca. La carrocería parece carbono, pero es chapa. Los paragolpes son de plásticos muy duro. Lo que no me gusta es el color que tiene, ese rojo oscuro—.


—Queda bien ese color. Va con vos. Te felicito por el auto. ¿Cuánto te costó?—. Interés del primero—.


— Cien lucas. Tuve que ahorrar y conseguir un buen trabajo. La remisería no me daba mucho. Hasta tuve que vender el Escor—.


— ¡Sos único! Si llega a chocar tu ex Escor con este Audi, lo destroza al auto nuevo. Es puro plástico. ¿Por qué comprarte otro, si ya tenías uno?—. Enojado Juan, necesita respuestas.


— Lo que pasa es que un tipo tenía el mismo modelo y lo tuve que cambiar. No me gusta tener algo idéntico con nadie—.


— La interminable superación sobre el otro. ¿Vas a la iglesia todavía?—. Verdad de Juan y posible concordancia.


— Si. Todos los domingos. ¡Ah! Y los neumáticos son de…—.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

victimas