martes, 2 de octubre de 2012

Cocaína




                                                  



Ráfaga con lloviznas. Existencia cubierta de lágrimas. Olas que golpean unas contra otras, con su sangre.
Upaca y Senotec, Hembra y Macho, Mujer y Hombre. Abrazos entre los interminables besos de posesión y consuelo. Voces en el interior de sus tatuajes.
—Amado mío, se acerca el momento de tu rendición. Que tu sabiduría natural se parta en mi lengua y por todo mi cuerpo. Ámame con tu sudor de guerrero y con tu paz de inmortal—.
— Dueña de mi cordura y demencia, sé que viene mi elección y el forzado destino. Necesito más de tu alma modesta y de esos sabores multifrutales de tu boca. Tu fuerza es mi permanencia, tu amor es lo que me hace ver más allá…—.

 Desprendimiento de carne contra carne, corrida hacía Mama Cocha. Listo para enfrentar el llamado de la mar y del poder femenino. Abandono de todos los aros simbólicos y desnudez total para una desconexión con el cuerpo y un retorno hacía la gran locura fantástica…
 Pulsación punzante y socorro de más deseo de Senotec  a Upaca. Sonrisa y respuesta positiva. Dos criaturas formando un solo ser, besos que despiertan a los muertos y sexo que aumenta la tempestad.
— Bello esplendor, no podría resistir sin dejarte algo de mí. Gocemos y te dejaré la simiente que crecerá en ti. Rujamos ante los dioses espías. Eres mía y yo tuyo. Rasguña mi espalda y lléname de tu infierno. ¡Hasta las eternidades más complicadas, llevaré tu olor!—.
 Calentura vigorosa-depravada-pecadora de Mama Quilla por ser espectadora de ese desbordante amor legitimo. Máxima crecida de la mar y despido de Hombre a Mujer, Mujer a Hombre. Salvación de Upaca por alguna obra extraña y escurrimiento habilidoso del Hombre entre las piernas de Mama Cocha, orgasmo que no sucederá en esa penetrante infidelidad…
Mama Cocha: diosa del mar
Mama Quilla: diosa de la luna                                                                                                                       

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