viernes, 9 de septiembre de 2011

Niños


Estoy dispuesto a escuchar todo lo que no toleras de mí. Así, puedo trabajar en lo que me convertí y cambiar algunos males y volver como antes, al que querías. Necesito saberlo—.


— Bueno. Antes eras humilde y muy bueno. No contestabas como ahora. Tampoco buscabas peleas ni te molestaba casi nada. No se qué paso con vos—.


— Ahhh, tal vez, siempre dejé que me usaran y por eso me consideraban bueno y tierno. No tenia tanto cansancio como ahora, no aguanto ni a mi persona—.


— Disfrutaba estar al lado tuyo. Eras mi hermanito, al que enseñaba algunas cosas básicas. Ahora, te pones la corona y ni siquiera podes auto gobernarte. ¡Encima me miras el culo cuando me doy vuelta! ¡Cambiaste por completo!—.


— Cuando uno empieza a adquirir poder al principio es un lujo, después…todo lo contrario. ¡Soy un fugado! ¡No un rey! ¡Mi disciplina es confusa y nadie la comparte! ¿Qué esperas? ¡Soy un hombre salvaje! ¡Observo todo lo que no puedo tocar y lo que no es real!—.


— ¿¡Para qué preguntas si me vas a cuestionar!? ¡¡¡Ay Dios!!! ¡Siempre él tiene la última palabra y toda la razón! ¡Loca me pones! ¡Loca!—.


— Te doy otro punto de vista, nada más. Te hago reír, enfurecer y llorar, ¿quién se atrevería a ubicarte en esas tres dimensiones? Sé que en algún cajón de tu complejidad estoy guardado. Ah!! Y este chocolate es tuyo, linda. Por los buenos y malos momentos…—.


— Ya es el número noventa y ocho de chocolates, desde aquella vez. ¡Por qué tan raro! Igual, esto no va sacarme el dolor de cabeza que estoy teniendo—.


— Es un placer regalártelos. Shhhh, Te cuento algo…—.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

victimas