domingo, 27 de junio de 2010

De algun cazador

Entre guerra y letras mantuviste la mirada llana, desde los picos más altos de alguna ardiente montaña. Dormías entre lo difuntos de tu hazaña; mezclándose sus sangres con tu orgullo. Actuaste un papel necio; sabiendo que, eras el galán de otro suceso.

Alzabas y mimabas los frutos más crueles que no lograste evitar (la ignorancia te engañó, como a todos…); educando, así, a seres que vieron la gloria.

El amor se transformó en una inestable reflexión y el rugido, una inalcanzable convicción en cada aventura. Con la oscuridad santa para las lágrimas de algunos desgraciados, que supieron apreciarte.

Exhausto, terminaste de arrancar las espinas verdes de la vida, para perderte, al fin, del otro lado del río y entre los árboles.

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