domingo, 19 de agosto de 2012

Disparáme


No apuntes a mi pecho, cariño. Podrían haber sido más los que estarían en tu lugar pero, por gracia a lo que desconozco, sos la elegida para este gran acto. No soy omnisciente, pero te alegra tenerme entre una dimensión descubierta y a ese doble cañón, apuntándome, muy de cerca. ¿De qué se me acusa? ¿De mentir como un Barón Dinamarqués? ¿De expandir mi amor como un virus brutal? ¡Cielos y bestias!
 No lagrimeés sobre mi verdugo y tampoco apuntés a mi garganta, por favor. No tengas miedo, voy a indicarte dónde tenés que ubicarlo…Mmm, ¿el corazón?, no, lo que quisiste no está en éste musculo. Veamos…más arriba…Ahí está mejor. El causante, de todas tus fracciones, está acá… Tapa los cañones y los calienta, ¿sentís la energía de la caldera alcanzar tus manos? ¡Vaya que sí! Vertíme de desconciertos, sin dejar de observarme. Jalá del gatillo, puta mía…

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