domingo, 29 de mayo de 2011

La campera de corderoy

La campera de corderoy…


Aquella vieja estufa de hilo, de gran expansión de ancha y larga, tanto en la cintura como en las mangas…


Amiga en las trasnoches cuando papá, antes de salir, repetía las mismas mentiras: “En dos horas vuelvo, abrígate bien, así no te enfermas mientras miras la tele…”


Marrón y suavidad, compañía de miedo cuando algún ruido me asustaba, tapándome hasta la cara para no saber qué era. Protección del frío, al abrir la puerta a mi hermana y a sus amigas. Modo de distracción para no pensar en mamá, estando a miles de quilómetros lejos mío. Atuendo para investigar las cosas más inimaginables de la casa, en esas impulsiones que nunca he de olvidar.


Bata, entre las dobles frazadas para dormir con tranquilidad, fortificaba mí pecho y me cubría de tenso calor.


Amigable mirar cuando la encontraba en el ropero, tras los veranos degradantes. Afirmación de que pronto estaría conmigo, otra vez, al término de la transpiración subtropical.


Terapeuta de las mismas causas, testigo único, a comprobación del llanto quebrantado, cuando le suplicaba a papá que no se fuera paraque se quedara conmigo; y de las re observaciones de los dibujos de mamá, petrificado con un libro que tenía la música navideña. ¡Corderoy mojado por las ausencias, usado por lamentar mis propias dolencias…!



La campera de corderoy…aunque tu ubicación es indeterminada, te recuerdo aún hoy…

jueves, 26 de mayo de 2011

Todo ocurrió en los dias de Mayo...






…si llegáramos a un acuerdo, el cambio será total en el virreinato. Habrá muchas más sangre, si esto se extiende desde un cansancio a una rebelión máxima—. Construye el suceso para los días que vendrán, el abogado ejemplar. Mira a todos sus compañeros, no quiere ver duda en ninguno.


— El diálogo debe ser nuestro fuerte. Ha habido mucho derramamiento de sangre en los últimos años. Dios nos dará la fe y la fuerza para que la separación sea en buenos términos. ¡No llamemos a la muerte!—. Besa una cruz católica y hace reverencia al cielo, Alberti. Siente una política santa que se aproxima.


— ¡Por favor, Alberti! La creencia y la religión no solucionarán imperfecciones. ¡Si todas las convicciones celestiales solucionarían la ambición y la conquista de egoístas, yo me haría monaguillo a disposición de su merced!—. Nerviosismo de presión de Paso, desabroche de botones de su camisa para encontrar aire y tranquilidad—.


— ¡Señores! Nos hemos venidos aquí ha discutir sobre iglesias y orgullos. Hemos optado por tratar de pensar, juntos, la trayectoria de una chance para dar un indicio de separación de los españoles. Sabrán que España, esta en manos del hermano de Napoleón y que solo tienen los virreinatos. ¡Este es el momento de ser una misma fuerza para los principios de una liberación! Tomemos el ejemplo de Estados unidos: murieron miles por defender los intereses de su tierra. No se echaron atrás por miedo a perder… Y lamentablemente, padre, una rebeldía política atrae muertos y traiciones. ¡Intentemos concretar lo que tenemos pendiente! ¡Y corregir lo que se hizo erróneo en la primera junta!—. Saavedra, apoyado en la mesa redonda con un extraño vacío en sus ojos y puños semis cerrados—.


—Todo mi apoyo para el cambio. El derecho individual se notará en nuestras tierras y será el ejemplo de todos nuestros hermanos americanos. La proyección de nuestros años dependerá de las buenas decisiones que habremos de tomar. No alcanzará mis estudios ni astucias para lo que deseo con fervor, ¡lo justo en la misma medida! Me viene en la mente la reflexión de un pensador: “No importa la humillación de ayer, la sangre de hoy, sino, la libertad de mañana que viene a abrazarnos.” —. Conclusión de la esperanza en la sonrisa de Moreno. Propietario de la verdad en los días de mayo.


— Es cierto lo que podrá desencadenar el suceso, pero tengamos en cuenta que primero, hay que interrumpir el monopolio español sobre las embarcaciones de nuestro puerto principal. La riqueza y el comercio tienen que ser legítimos y convenientes. Además, la fortuna hace una tierra fuerte… ¡lo que para los aborígenes era piedra simple, para nosotros es potencia! . ¡Hay que satisfacer a los pocos que están esperando afuera!—. Escondido propósito que se escapa de las ideas del presidente de la junta Grande. Mayoría en los hechos de Cornelio y poco desinterés del deber del abogado.


— ¡Toda la minoría que esta fuera no son todos los que viven en esta gran masa de territorio! ¿Por qué el materialismo abunda en esta reunión? ¿Por qué hay que defender, en algún aspecto, a los pocos y no a todos? Algunos suponen que, será el primer gobierno en una monarquía conquistadora; pero pensemos, qué es primordial, ¿los españoles o el rey español? ¡No tengamos la idea solo en el libre comercio, pensemos en la eliminación de la opresión y a una identidad única! Dios supone de voluntad y nosotros de una nueva organización para todos—. Silencio de Moreno, prendido a la ventana, ve llover a cántaros en cada centímetro de su sueño, sin dar importancia a las ovaciones de los interesados de afuera, ni el pleito de los señores reunidos. Se concentra en la sospechosa revolución y en la realidad futura de los enmascarados…



















martes, 24 de mayo de 2011

Porvenir




Abrir, por cansancio y obligación, los ojos torcidos y observar lo que no está a mi alcance. Saborear la helada de la noche, sin encontrarle sentido de mal. Sujeto a las riendas de la órbita, tratando de alfabetizar el derrumbe que había comenzado desde el raciocinio egocéntrico, hasta éstas últimas tramas erosionadas de explotación. Palabras mayores de todas las luces falsas que subscriben la interminable historia sombría y embargan, aún más, la demagogia intelectual. Maquinas financieras verdugos, desintegración de amor-prójimo y repetición de las sagas; pequeñas migas de pan para los últimos obsequios a los que mueren de hambre. Ignorancia de atención a los que no les importa el problema y mala interpretación a los que no miran su amplitud. Prenda que ha sido buena imagen y ahora, se arruga y transpira de tanta avaricia de olor a axilas. Autentico control de desabastecimiento de la igualdad, al paso rápido de la inflación y los disparos fuertes de la mal elegida globalización. Pericia a todos los crímenes realizados por los mismo asesinos; defensa máxima, ningún culpable. Concebir lo que solo la apariencia dispone y despreciar lo que la cualidad puede satisfacer. Ir de frente a los que desafían y mirar cínicamente el palabrerío insignificante. Fundir el poder hasta crear el escudo más fuerte, para cubrir la gran ineptitud.


Total frío facial y llanto que se escapa en el pensar de mis días. Confirmación a ciegas de algún certero, sedimento suave a la consigna de demostrar que el mundo ha dejado de ser mi representación. Confianza directa al porvenir en cada nacimiento de olas nocturnas y del símbolo de cada rocío…

domingo, 22 de mayo de 2011

Espacio (según los hechos)

Reordenamiento del espacio. Fuerzas irreconocibles que altera el escondite medieval-moderno (tecnologías materiales, compañía de suciedad húmeda), donde se experimenta el cinismo y otras porquerías.


Objetos encontrados después de haberlos olvidados en el momento más culminante del querer. Papeles arrugados y fotos que trascienden en la memoria (nadie se vuelve reconocible, todavía…), para terminar en el baúl nuevamente. Adornos despintados y juguetes en mal estado (molestia del impacto, vieja polis de la soledad); compuertas que deben ser clausuradas (por más seguro que se esté, el peligro engorda), para salir por los cielos.


Subscripciones en la pared Van Gogh con alteraciones de la pintura e imágenes borrosas; desfiladero del hongo maloliente (verde en los extremos de arriba y negro en las esquinas bajas, pocas vistas), esfuerzo de remediar el presente. Gobierno autárquico de telaraña en los costados del inmenso placar; cementerio de cadáveres de los chupa sangre; fija guardia de la cazadora hacía la escoba (hembra fuerte, defensa por la invasión), que se aleja de su territorio.


Monedas esparcidas por toda la mesa, valor que cumple distintas proporciones; juntas y puestas en la cabeza de Juana de Arco, para siempre(copa de marmol de la edad media). Numerosa cantidad de calzados desparramados en el piso; obsesión de no imaginar andar descalzo, otra vez; pérdida de la apropiación por considerar uno entre tantos (negativa aceptación de lo que con sudor se logró); contradicción en separar pares a los tienen los pies congelados (materialismo nuclear puede esperanzar una fuerte necesidad). Misma metodología hacia la ropa.


Tiempo suficiente para corroborar que el espacio evoluciona cuando el entusiasmo se enamora del cambio. Texto puesto en el medio de la pared, para ir a dormir con ojos abiertos:


“Todo lo que uno tiene no se compara con todo lo que uno siente. Y el espacio, es en fin, la inagotable sensación de sentir”.

jueves, 19 de mayo de 2011

Arrepentido

Arrepentido….

de crear una excusa y destruir la impunidad;

de obligar lo que merecí y ganar lo que nunca estuvo en mis prioridades;

de arruinar las masturbaciones de Dalí con las malas interpretaciones de Trotski y la seguridad pecadora de Galilei;

de no sentir cansancio por lo que no dejo de hacer;

de no cambiar mi corte de pelo y seguir con la misma raya al costado izquierdo;

de no fumar cuando el asma fluía en mi renacimiento, para alcanzar el éxtasis hasta el punto de amar la asfixia;

de recuperar una vieja amistad, y encontrar sola una peste expandida en el espacio;

de formar rimas anticuadas en los fragmentos más aburridos de toda la historia;

de no usar espontáneamente la parte siniestra de la abstracción;

de no dormir en los labios de un rutinario amor mojado.

Arrepentido, ¡si! Y evidentemente exhausto…

domingo, 15 de mayo de 2011

Sasha





— ¡No, Sasha! ¡Eso no se hace! —. Reto exclusivo del secuestrador, por la venida sin frenos de la perra, cuando él quiere salir por la puerta—.


— ¡No seas así conmigo! ¡Voy a tirarte agua, eh!—. Acción de poca autoridad. Dedos señalados a los ojos excitados y a la muestra de los dientes de la MASCOTA. Pequeño toque en la frente peluda de la rugida, a compas de susurros para calmar las aguas turbias:


— Shhhhhhh, tranquila, tranquila… ¿Por qué estas nerviosa? ¿No querès que me vaya?—. Dientes que se exhiben a medida que el gruño aumenta por la impaciencia y la mirada brillante de impotencia.


— A veces no te entiendo. Cuando llueve o hace frío te invito a mi pieza paraque no estés insegura. Subís en la cama y te arrastras contra las frazadas para jugar. ¿Te parece considerable eso?—. Análisis que no se aclarecen y reacciones que no terminan de convencer. Viento quieto, cuando él se sienta en el piso, charlando con los supuestos conflictos:


— Tenés que tener una mínima consideración de lo que hago por vos. Renuncio a mis modales solo por convidarte el almuerzo y la cena, cuando estoy en la mesa mirando televisión. ¡Soy cómplice principal, a raíz de tus constantes hurtos de los restos de comida que están en la cocina! ¡Sería un gran abogado gratis! ¡Pero no! ¡Te enojas conmigo porque quiero salir!—. Reanudo de la función del salvajismo. Rostro desfigurado demoníaca canina, tras los conteos reproches del secuestrador. Más énfasis en los recordatorios personales:



— Puedo aceptar tus malas experiencias: aquella vez en que te escapaste de tus reales dueños. Por mucho tiempo no supieron nada de vos, se olvidaron completamente. Pero los milagros existen…fuiste encontrada en la casa de un extraño, que te cuidó, cuando te rescató al lado de un avenida, victima de un choque. ¿Pensabas que todo iba a ser lo mismo? ¡Por favor! Tu mamá y papá te aceptaron y volviste; pero nada fue lo mismo…nació su primer hijo y te dejaron de lado. ¡Y eso que antes eras su bebe! ¡Te cuidaban demasiado! ¿Y después? ¡Te golpeaban por tus manifestaciones de poco cariño requerido! ¡También por los celos de ese maldito nene! Luego llegaste acá. Te sentiste (y sentís) como una reina, pese a tu sangre campesina—. Ojos tristes y orejas bajadas. Patas delanteras cruzadas, estando adentro de su casita. Meditación y olfato de malos episodios.


— Trata de ser tolerante. No intentes pasar mi autoridad, ¿si?—. Piernas paradas y más caricias en el rostro de la histérica y más leña a la caldera:


— Tal vez quieras salir a fuera, explorar nuevos respiros. ¿Por qué amar equivale regalar la libertad? ¡No soy quién para dejarte tras ésta puerta! ¿Qué sentís cuando el sol ocupa toda la pudrición de este mundo, y te encontras entre paredes y una reducción de espacio? ¿Querrías comerte a la vida, cuando te saco a pasear con la correa y estiras tanto, por los impulsos de vivir libre? ¡Tal vez eso también te hace enojar! ¡No ver un equilibrio justo! —. Incremento de la rabia del mal. Última mirada del fugitivo, cuando abre la puerta y la perra sale en su búsqueda, mordiendo y ladrando sin controlarse. Conversación terminada a continuación de un suspiro del otro lado:


— ¡Ay, Sasha! ¡Sos jodida!—.









Conectores

Bárbaros divorciados en las alturas de las flemas griegas. Conector entre la gloria de los hijos de Zeus y del papel desafortunado de sus tribus…
Semitismo hebreo envuelto de algunos falsos testimonios de la mezquindad y la negación de los hechos. Tierras filisteas al azar, sin respetar el acuerdo terrenal entre Abraham y un espíritu…
Puntos cardinales nuevamente unidos, por el apriete de los verdaderos santos que completarían su fase, si las tierras fuesen puras y limpias. Una cruz y una espada pueden descender al fondo del agua…
Triple equivocación a la riendas más fuerte y reinicio del masoquismo. Idioma de las mujeres más exóticas que entablan voluntad al mirar su belleza. Sencillo paso de la rabia a la desvaloración…
Golpe bajo de los que no pudieron con tanta presión roja. Asocio con la competencia y entrega de todos los derechos deliciosos (última oposición hacía la cólera globalizada) Enfermedad incurable a punto de ser pandemia esquizofrénica…
Legalización del “uno” para todas las categorías oracionales de la literatura ultra universal. Células de materia extraña que une a un solo pronombre. Creador de las nuevas artes (“yo muero, yo vivo, yo retorno”)
Estado de coma crucial para dejar de pensar en los milenios que nunca han de venir. Retirada de los distintos sucesos y regreso a la congregación de todos los escondites que no podrán ser visto por los súbditos impíos (invocar al cambio y salir corriendo con miedo)
Relación de armonías que se encuentran y olvidan, a compleja distracción del devenir…

domingo, 8 de mayo de 2011

Siberia ha dejado de ser frío







—“Podrán serse indiferente en la internidad, pero en la externidad se amarán, concretamente”—. Comprueba y construye una razón el Dr. Mott, mirando la lápida de Raimundo Straintaknov mojarse por la gran lluvia que sacude esa tarde. Los períodos pasan sin aviso. Imaginarse que han transcurrido cuatro años de aquella reunión, es sumamente increíble. Las charlas siguieron su curso, pero sin la autoridad del Dr. Dejó su especialidad y se arrinconó al abandono. Quemó todos sus títulos, premios y privilegios que obtuvo al transcurso de sus cuarenta y cinco años .Desertó de sus ocurrencias y de los efectos de sus deducciones. En su última clase de la universidad de keintemburg, habló a su clase por última vez:




— Sé que en su edad las ambiciones se multiplican por mil cada momento. Ser reconocido y premiado están en sus metas. No obstante, cuando se pasa la cuarta década de vida, el peso de lo que se consiguió es pequeño a comparación de la búsqueda de la paz y libertad que se ama. Sin darnos cuenta, es una raíz del materialismo y la opinión de cientos de pensadores que están de acuerdo con una idea de otra victima. ¡Modestia y simpleza tienen que ser las únicas referencias para el resto de sus vidas! ¿De qué sirve ser inteligente si se le tiene miedo a lo que no se conoce?




Mi retirada es ahora, crezcan sin imaginar que serán rosas, las cuales perfumarían al resto de la humanidad. Florezcan solo para ustedes y recuerden: “sed esclavos cuando todos estén despiertos y sed libertad cuando todos duerman agónicamente—.













Observa con más visión la casa de Straintaknov, el epitafio sorprende al Dr. : “Yace un alma completamente salvada”. Emprende las resucitaciones de sus virtudes y empieza a relacionar lo dichos en algún tiempo con lo que acaba de leer:




— El silencio alimentó tu inmensidad. ¿Estarías abrazando a todos los que hiciste mal? ¿Podrías mirar, ahora, desde otro panorama los ojos de tu nieta, que ahora tiene doce años?—. Lluvia con viento, frío en las gotas intermitentes que bañan el cuerpo cubierto de cuero del Dr. y renace un pequeño charco en la entrada del hogar del ruso. Hojas con letras cursivas sacadas del morral del visitante para la clave del misterio que no esta claramente esclarecido. Empieza el relato a la tumba:




—“Indiferencia en la internidad, adhiere a las diferentes fórmulas erróneas que uno lleva a cabo por la propia consideración de que es una buena elección, por más que se esté sujetado a obligaciones, la decisión y los efectos son propias para alterar circunstancias. Amor concreto en la externidad, se basa en justicia oculta de devolver lo poco que se quitó, sin la incidencia del tiempo; entregar un sol muerto en el eclipse de luna; dejarse odiar y amar bajo las viejas reglas de la internidad.




¿¡Eso estás pasando!? ¿¡Por qué se te veía sonriente aquella vez!? —. Mecanismo de la vieja reflexión en pleno extirpe cada vez que el nerviosismo aumenta en cada deducción. Manos mojadas en los bolsillos de la campera, cara recubierta de agua y una confesión que deja boca abierta a los vientos:




— Ahora creo que tu alma esta salvada y acompañada. La vida a veces no alcanza para librarse de los que persiguen. Cada quien es juez de su vida y puede sentenciar los veredictos a su modo. Si estimamos la corrección y desechamos el horror podemos respirar aún muertos. Internidad y externidad no son más que distintos pasajes del destino…




Ahora me iré de tu espacio y borraré tu nombre. Desangraré en tranquilidad. Siberia ha dejado de ser frío, ahora es paraíso. ¡Hasta siempre! —. Ida del Dr. Mott con su piel húmeda, mirada lagrimosa, sangre a punto de deslizarse por su nariz. Mirada al horizonte con su última palabra:




— No hay final para mi eterno comienzo, nunca jamás…—.






domingo, 1 de mayo de 2011

Internidad y externidad






— ¡Bienvenidos una vez más! Les traigo buenas y malas informaciones: la buena, estas reuniones continuarán, al menos que ustedes no quieran; la mala, no estaré a cargo de esta conducción, por razones personales. ¡Aliviaos mis valientes! ¡Los espejos no se romperán tan fácilmente!—. Caras derretidas de explicación y por la retirada del guía.


— ¡Si tienen esas muecas de desperdicio por mi no permanencia, les aviso que me voy ahora sin saludarlos. ¡Disfrutemos como siempre lo que hacemos! A ver…Srta. Micaela Wilermann, ¿cómo ha sostenido su carácter después de pensar dignamente?—.



— Voy mejorando. Ayer pude hablar un ratito por teléfono con mi nieta. Habla y habla sin parar, hasta el punto de decir: “Abu, ¿por qué nunca pude conocer a mi abuelo”? Tuve que mentirle con un cuento y no decirle que su abuelo murió gaseado y después calcinado por los hornos de un campo de concentración polaco. ¡No pude decirle la verdad! Cuando colgó, me largué a llorar, como todos los días, por mi querido Ernest…perdón por llorar, estoy pensando otra vez en él—. Fragilidad inoxidada, aunque todo se endurece.


—Tranquila, Micaela. A medida que pasen las horas, encontrará el momento oportuno para la verdad. Póngase ligera, todos la estamos acompañando, relajase. Señor Samuel Meninstein, ¿cómo se encuentra por esas casualidades? He leído su poema sobre las vías del tren, muy picante y sensible…—


— Gracias por molestarse a ojear mis creaciones. A mi parecer, estoy resurgiendo. No he visto más los difuntos que me daban su recibimiento por las mañanas. No obstante, se me viene un recuerdo en particular: en 1944, oculto en las paredes del barracón, observé a un grupo de soldados alemanes pasar una herradura caliente encima de la espalda de un niño de diez años. No puedo borrar el suceso de llanto del pequeño y las risas de los hijos de putas nazis. No puedo, no puedo…—. Paranoia y tristeza en la pausa de su boca abierta y su mirada estupefacta.


— Me acuerdo que habló de eso una vez. Valoré cuando usted lo ayudó a sanar después que le hicieran tal acto de bestialidad. Hizo lo mejor que pudo. Ayudar es señal de elevación a lo que no conocemos. Raimundo Straintaknov, ¿podrá hablarme, aunque sea, esta vez? Sé que todas estas charlas le sirven, me gustaría escucharlo—. Respuesta en negativa del callado miembro, con sus manos en la cara pensando.


— Han faltado muchos hoy, espero que sea casual. Volviendo a los temas, siempre saqué conclusiones de todas estas charlas que tuvimos. Nunca me creí capaz de salvarles todo el dolor que llevan encima, acompañé en cada paso que dieron; renové mis horizontes para atraer paciencia en ustedes. Ni las psicologías más complejas explicarían bien en claro sus manifestaciones, que se impregnan en el efecto de todas las causas. Culparse, victimizarse, enojarse y demás cuestiones no ayudan para adiestrar la herida. Por otra parte, han evolucionado en gran proporción, hasta encuentro filosofía en cada experiencia. ¡Estoy orgulloso por este grupo! Melina, ¿qué le sucede? ¿Por qué se ríe a carcajadas?—. Melina Müller, dama alemana.


—Tuve un mal recuerdo cuando dijo “experiencia”. Cuando los rusos entraron a Berlín, empezaron a abusar a todas las mujeres. Un teniente rojo les dijo a sus soldados: “Santifiquen a éstas putas alemanas con los genes de un luchador de la madre Rusia. Ellas son todas para nosotros y ninguno para ellas, ¡diviértanse, camaradas!” Pude descifrlarlo porque había estudiado el idioma años antes.Una de esas violadas fui yo, y recuerdo el saludo de mi violador: “Las alemanes son las mejores, tienen mucha experiencia. Veamos si es cierto” Y pasó lo que nunca pude ignorar. ¡No teníamos la culpa algunos ciudadanos, por entrar en esa estúpida guerra ni de matar a millones de judíos! ¿¡Por qué nos faltaron el respeto a las mujeres que tratábamos de sobrevivir por el gran bombardeo que afrontaba Berlín!?



No me diga que he crecido, Dr. Tengo más odio en cada correr de la vida. La justicia no la determina el hombre, lo hace el tiempo. ¡Y todavía no siento una igualdad que me haga bien!—. Ataque de nervios e ira en la garganta de Melina, envestida de más carcajadas. Nuevo esfuerzo para amansar el fuego de la vergüenza.


— Lo que a uno le parece igualitario para la realidad no lo es. Durante los principios de las eras, se manejó el deseo acorde al pensamiento ideal y no al individual. Sin embargo, nadie tiene por qué esperar lo que no va pasar…—.


— Disiento, Dr. —.Julios Straiguer, fiel miembro que nunca faltó a un encuentro. —Todos los que estamos reunidos, buscamos ablandar y conocer al dolor que tenemos encima. No vamos a encontrar respuesta “ideal” a los malos días pasados. Deseamos la forma más poca ortodoxa de ser lo que fuimos antes de que nos dañaran. ¡Fijase en mí! Me falta un brazo, ¿por qué? , por ser el juguete de algunos soldados ultra nazis para que mi brazo sea blanco fácil en sus tiros de media distancia. ¿¡Cómo voy aceptar “la realidad ideal”, cuando es difícil manejarme con el brazo izquierdo y convivir con todas las personas que se sorprenden por ser manco!? ¿¡Quién puede aceptar la consecuencia sino hubo una causa clara!?—. Ante última fase de desequilibrio mental del rencor e ira impenetrable de la impotencia.


— Quiero convencerme por qué fallaron mis conocimientos en sus vidas. Quizá no me crean ni se asombren, pero los admiro. La acumulación de golpizas hace que uno grite sin detenerse; sin embargo, ustedes mantuvieron la bala en su pecho por mucho tiempo, resistiendo la posguerra y los años siguientes, tratando de no mirar lo que se dejó, criando sus descendientes y formar una nueva vida. Mis estudios y mi sentido común nunca concordará con la discriminación, guetos, campos de concentración, golpes, muertes y crematorios que sus almas han pasado…—.


— Dr. Me digno a hablar—.Raimundo Straintaknov observa los ojos cansados del Dr. Mott y expresa su silencio—. Nunca he hablado por razones de timidez, pero ahora quiero darme a conocer. Serví al 3er ejército rojo de caballeria, al mando del general Dimitri Spalanovic. No puedo sentirme un héroe tras la sangre que corrió en mis manos y cara. Jamás entendí por qué fueron enemigos los que he matado; obedecía órdenes directas sin pensar si eran profesionales o absurdas. Cuando terminó la guerra, los muertos renacieron y hasta el día de hoy siguen en mi cabeza. A veces no puedo mirar a mi nieta de ocho años fijamente a los ojos; porque se me viene en la mente a todos los cadáveres de niños uno encima de otro, en las cercanías de Berlín. ¡Todo por la diplomacia de diferentes poderes políticos e ideológicos! Por más que sea el hombre más noble, el pasado me hunde y los hechos me motivan a preguntar, ¿quién soy yo, para dejar morir o dejar vivir? ¡Definitivamente nadie! ¡Un estresado soldado que no pudo abrazar ni a su sombra! ¡Quiero dejar de temblar, por una vez!—. Puesto de pie, saca una pistola rusa y se apunta en la garganta prosiguiendo. —Por respeto y con grandeza compartiré la misma situación de mis desaparecidos. Serán mis vacaciones para el resto de las mañanas lluviosas siberianas—. Apriete suave, bala útil y muerte exitosa de viejas lágrimas culposas. Mientras, la sorpresa no toma color puro en las imágenes de los reunidos, pero convierte una lección aprobada, para el Dr. Mott, deduciendo irregularmente: “Podrán serse indiferente en la internidad, pero en la externidad se amarán, concretamente”.