
Unificar el favor con la verdadera y cierta cara desconocida. Descartar el escándalo por toda bacteria herbívora que pudre la carne débil de los íntimos ganados introvertidos.
Doblegar el cinismo a la altura máxima de los picos sin oxigeno que cubren los tiempos calurosos en vapor frio suavizante, para hipnotizar el rechazo y convertirlo en culpa.
Descartar el tumor benigno y dormir bajo la influencia del borroso final (Géminis acuariano en cada pasar del sueño), impugnado de preocupaciones, y que en descuidos, se vuelve en risa terminal (legitima subjetividad del único personaje), llena de humo.
Desprenderse del límite y volver a echarse, a descansar, a no ver…
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