domingo, 31 de octubre de 2010

Formas de amar

Un Amor ocultista en aumento. Encuentro forzado solo para sentir tu piel y recordar tu belleza. Diálogo silencioso en la próxima tormenta que se avecina (claro entendimiento de la dinastía de tu seducción), arriesgando el adulterio.
Distracción absoluta y renuncia de la democracia (pueden desaparecer todos de esta trampa) para que continúe la alianza de nuestra deformación. Y por tanto, seguir con la paradoja de un verdadero amor, transmitida por sensaciones.
Beneficio inútil de las frescas palabras que puedo admitir (no te vale los poemas, ¡necesitas mi cuerpo! ¡Mi lujuria!), sin cambiar el estado de tu brillo ni el tiempo de tu obsesión (mirada de vapor, piernas desnudas al igual que tus pechos que me imploran), que siento en lo extremo.
Lance exitoso al centro sin regreso de tu afrodisíaco deseo. Amándote de verdad en tu profundidad, mientras el suspenso de la lluvia avanza...

miércoles, 27 de octubre de 2010

Nexos

Renuncia de temperamento en los desafío aburridos de la inculta racionabilidad(no se puede creer, sino sentir inmensamente) por sobre la consecuencia exigida y repetitiva de la primera causa.
Des márgenes e incoherencias de los prohibidos pensamientos, unidas por utopías maliciosas, que no contestan a las ofensas de las monarquías de la sabiduría(el humor rancio afecta la conciencia) y callan de modestia. Enfureciendo y derrotando el plan insulto-choque, que se creía invencible sobre el perfil bajo(el poder enferma la vanidad) e ideando otro ataque emocional para retener la CATÁSTROFE.
Excitación y orgasmo del nihilismo en casi todas las locuras ardientes en la única sensibilidad existente de otro capitulo

domingo, 24 de octubre de 2010

Falsificar


Dicen que el asmático respira aire puro en los rincones húmedos. Sospechan que el condenado a muerte vive con abierta felicidad los últimos momentos. Revelan que Jesucristo sintió el verdadero placer de la inteligencia, al alzar su voz entre el sol y los cuervos: “¡Padre! ¡Te odio!”
Muchos hechos que autorizan la subjetividad de chismosos y tercos corsarios, que encuentran rebeldía por la versión exacta, y convincente, de la teoría. Tildados de demoníacos falsificadores de historia, drogadictos de astucia contra las olas. Echados y borrados sus nombres de páginas mugrientas con cera de vela vieja y tinta negra brillante de ignorancia.
“Transformar y matar seria la clave” Quizá suspiraron, en diferentes tiempos, germanos en busca de LA RESOLUCIÓN para la próxima y dura vida moderna…

miércoles, 20 de octubre de 2010

Infortuna sobre un simple complejo

— ¿Te gustó la torta que te compré el otro día?—. Pregunta el tímido inocente adulto (lo llamaremos “simple complejo”) a su desafortunada y desdichada mujer(llamémosla “infortuna”) del otro lado del teléfono.
—Mas o menos...—. Voz cruda de asco y un total enojo por el desconocimiento del simple complejo sobre los gustos de su amor.
— ¿Cómo que no sabes? ¡Tiene de todo!: merengue francés, crema suiza, chocolate amargo…—. Situación peligrosa al escuchar un respiro nada bueno de la infortuna sobre la explicación de buena calidad:
— ¡No me gusta el merengue! ¡Ni las otras cosas! ¡Me conoces! ¿¡Todavía no sabes mis gustos!?—. La impaciencia se hace escuchar a los oídos del simple complejo: —A mi gusta el bizcochuelo húmedo, no tan meloso de dulces ni cremas. Deberías saberlo…—. Un suspiro de nerviosismo se muere en esas palabras para que nazca una risa minuciosa y una respuesta no muy adecuada:
— ¡Ah! ¡Lo más común!—. Posible declaración de guerra inconsciente hacía el imperio de la histeria. La voz comienza a levantar y atacar como se suponía:
— ¡¿Qué!? ¿¡Quién te crees que sos!? ¡Me hablas de común a mí! ¿Tengo que poner soda al vino fino para poder tomar, como haces vos, para dejar de ser común? ¡Sos un básico! ¡Aparentador de Recoleta!—, Descargas ardientes al tímpano del simple complejo, sin ningún comentario grosero aún, pero si una molestia que le duele:
— ¡Ya sabes que no me gusta que me digas básico!—. Carcajada de parte de la infortuna y tristeza del terreno destruido de verdades:
— ¿Y cómo querés que te llamé? ¿Idiota? ¿Careta?—. El, saca el micrófono de su oreja para no escuchar más verdades. Vuelve a ponerse y cambia de tema:
— ¿Qué estabas haciendo, hermosa?—. Amable y dulce pregunta tras las heridas de sangre:
—Estaba y estoy mirando por tercera vez una película: “Lo que el viento se llevó”—.
— ¿”Los que el viento se llevó”? ¿Cuál es esa?—. Otra vez carga el 22 en su propia contra:
— ¿Me estas cargando? ¡El sábado la miramos! Claro…Como estábamos cenando, estabas pendiente de las empanadas y pizzas ¡Angurriento! ¡Nunca podes calmar la ansiedad ni por un minuto! ¿Ves? ¡Sos un básico!—. Rabia y risas de parte de la infortuna por el armamento poderoso en contra de las costillas del simple complejo, agachado con las manos encima de su frente soportando todos los males. Sin embargo nace optimismo por que la hace sonreír:
—Por lo menos te escucho reír y no llorar—.
— ¡Para algo tenés que servir!—. El clima se traslada a una decisión complicada de un descuido:
— ¿Conseguiste el lugar? Tu hijo es inquieto—. El acontecimiento feroz se inclina sobre la búsqueda de algún centro clandestino de aborto para el amor gris que se haya en las entrañas de la infortuna.
Un escalofrío de culpabilidad recorre por el estómago del herido naciendo lágrimas, apenas:
— ¡No me lo digas así! Para mi es difícil todo esto…—. Primera piedad de la infortuna hacía el simple complejo, pero no puede mantenerse callada:
—Para mi también lo es. ¿Sabés lo que es tener esos síntomas? Por supuesto…Como sos hombre no vas a entender las leyes de la naturaleza que tenemos que afrontar nosotras—. La charla se manifiesta de otras circunstancias, mientras la conversación se desgasta y el amor se repela por el carácter infiel de una realidad que lo cambia, absolutamente todo.

Obligación


Menesteres que cruzan con los objetivos. Valor único para la trascendencia de la aventura (no puede haber solo un bien en cada parada) y la desaparición de un momento físico.
Fiel discurso de la protección inútil del arrebatador, decorada de pimienta en la mirada temible. Escudo de acero en acción frente a los besos que no se sienten y a voces que no se entienden.
Filosofía altiva desde el sensible infierno, apuñalada de sabiduría impropia del viento y amada por la soledad…

Variaciones


Desmentir la injuria. Complicar el querer pensante en un tartamudeo nervioso a continuación de palabras simples. No expresar de forma universal la mirada seducida para el monumento de confusos minerales (no me interesa la calidad, se haya oro en tu piel) que desequilibran la imagen. Persecución inexistente de la moral, sujetado de defensas impenetrables que intuyen daños en los costados; y rápidamente disueltas por confesiones, cubierto de un lenguaje entendible (no hace falta sonidos para tus oídos) y de un amor inquebrantable que admite la naturalidad. Climax exuberante en aguas heladas para la fiebre de tensas estaciones…

domingo, 17 de octubre de 2010

Una persona simple...


— ¡Sos la persona más simple que puede haber! Puedo analizarte a través de tus gestos y de tu tartamudeo—. Una sinceridad tan nefasta, como el vaso de cerveza vacío, se escapa de la voz de mi amable amigo. Empezar una conversación de ésta índole, tras meses sin vernos, es la evidencia de que esta enamorado y sufre por una mujer.
— ¡Estas mintiendo! Cuando una persona desvía la mirada hacía un costado es porque no se haya seguridad y oculta la verdad perdedora—. Más perfil alto en un lugar indicado: en una pizzería. Demostraciones de crecimiento por el comportamiento, cuando otro análisis policial se descifra mientras me rasco la oreja.
—No quiero ser fanfarrón en mis teorías. No intento que te moleste mi forma de ser. Me gusta el significado de la palabra “comportamiento”—
—Me he dado cuenta, Freud. No me enoja que experimentes, ¡pero no lo hagas conmigo! ¡Déjame, por lo menos, masticar y tragar la porción de pizza!—. Ambos reímos de amistad. Me pregunta sobre mis días y el rumbo que he de tomar. Respondo cada incógnita, alargando las respuestas, pero no consigo satisfacerlo:
— ¿Por qué reaccionas así? ¿Temes que no te crea? ¿Qué diga algo sobre lo que decís? —La impaciencia se vuelve una botella de cerveza y la densidad en más murmullos. Por fortuna, llaman a su celular y deja de atormentarme. La novia busca explicaciones por el horario de su ida; él se hace el fuerte ante los reclamos, pero no logra disimular el compromiso.
— ¿Sabes algo? Puedo deducir tus gestos. Cuando frunciste la ceja es por que te retó y cuando cerraste los ojos es por que te dijo que vayas a su casa—. Ocupo su lugar. No ríe tanto como antes, pero continúa esa mirada dura ante mi risa:
— ¡Nada que ver! Sé manejar la situación. Pedí la cuenta así nos vamos, es tarde—.

Capacidad


—No puedo seguir besándote, sabiendo que amo a otro hombre. ¡Perdóname!— .Extraña jugada de una cursi y confundida mujer, que entra en guerra con la fuerza del pálido corazón. Mastica el ajo verde y se deja emocionar por el gusto podrido.
—El momento fue dulce. Olvidé su imagen cuando hablabas del acontecimiento dramático que ocurriría, si nuestros pecados se fusionaban. Sin embargo, cuando el beso se instaló en mi, volví a pensar en él. Sé que me destrozó y me usó, ¡pero lo amo! —.Culpa dañosa, al ver a la víctima en silencio. Ya no tiene la mano encima de su cintura, los cuerpos no se brotan por el alejamiento de decepción. No cae las risas repetibles que alguna vez la baño por completo. Se haya meditación en cada explicación.
— ¡Decime algo! ¡Por favor! ¡No quiero jugar con vos! —.Busca repudios hacía si misma, escondiendo todos los robos que cometió. No consigue sacarle voz al usado. La mira y le tiene lástima. Otorgó, por decisión del motor de sangre, las vacaciones al trabajo duro del amor en sombras, que a ella le gusta tanto dormir.
—Hasta siempre—.Se va de ella, sin estar apenado. Le da la espalda y camina. Intuye las lágrimas forzadas de la ingenuidad de la que dejó a tras y prende un cigarrillo riendo, refrescado de sol.

domingo, 10 de octubre de 2010

Clemencia

Calcinada clemencia. Piel encubierta de rechazo, que por esas causalidades, estaba desnuda ante el sabio invierno, de cada ojo, cuando se hallaba optimismo. Cansadas ocasiones en que la confesión fuese la “mentira” para los que fingen ingenuamente (atención transformada en polvo cuando la pupila se centra en universo) a las alturas de varios infiernos.
Ultra ofensivas de amor en sus inicios, soldados de secretos impunes, para el convencimiento de triunfo. Desarrollos que disminuyen la velocidad (alquitrán al borde de una explosión en los pulmones más fuertes) y duermen sobre sus propias trayectorias.
Tierna desaparición en el lugar menos pensado para los juiciosos, pero encontrada por los vientos al mezclarse de lágrimas bien secas…

Criatura

Todos aman a la criatura. Encariñan sus defectos para toda la atención del ausente seducido (deduce el razonamiento de las masas), que sigue escuchando los desafinados murmullos de los autores.
Agudiza su permanencia en la lealtad, desatando los enfados de los que se ahorcan (por dos granos de amor sede su gran orgullo) y resisten, caprichosamente, de su mano.
Desubica sus planteos por las miradas aterradoras que marcan su debilidad (una vez más, el sol se establece como figura: encarna los puñales fuertes para el cierre de sus parpados) y agacha las prioridades y piensa otro fin abierto.
Se amarra de flexibilidad, cuando las respiraciones se tiñen de traición y lo encare, de nuevo…